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Lo anunció durante las elecciones primarias, pero pocos le creyeron: aquello de que en su administración no se enviarían empleos al exterior. Pero repitió su promesa la semana pasada, en un evento dirigido y probablemente financiado por él. Ahí, este moderno “Napoleón”, apenas reunió los delegados necesarios y se coronó como candidato de la “mayoría” de los republicanos. No quería sorpresas.
(Hay qué advertir que en la mayoría de Trump no estuvieron incluidos el “rencoroso” Ted Cruz, con quien finalmente rompió lanzas, ni los “pesos pesados” John McCain, los dos Bush y el carismático Mitt Romney. Parece que esos eran “otro tipo” de republicanos).
Para detener la exportación de empleos Trump propuso la creación de un impuesto que obligue a los empresarios desleales a regresar sus “negocios” a Estados Unidos. “América primero”, es la frase que todos deberían tener presente durante su administración. Esto, además del muro, es otro de los riesgos para México. Podrían desaparecer las inversiones estadounidenses.
Hablando de ilustres republicanos, es posible que la mayoría invocada por el magnate esté emparentada con la “mayoría silenciosa” que llevó al poder a Richard Nixon, otro controvertido republicano que renunció a la presidencia en los 70 para evitar el desafuero o la cárcel.
“Yo seré su voz”, repitió en más de una ocasión Donald Trump con su fulminante oratoria, apuntando directamente a los convencionistas. Quería estar seguro que escucharan su mensaje en los cuatro confines del territorio.
El mensaje de Trump iba dirigido a los obreros y a los pobres, a los que nada tienen, mucho menos recursos para defenderse de autoridades y patrones. Por eso es tan atractiva su propuesta. Y tan preocupante. Por eso se reunieron en Washington, con carácter urgente, Peña Nieto y Obama la semana pasada. Ya escuchan pasos. (Mientras tanto, el nuevo embajador mexicano, con una cacareada estrategia “antiTrump”, ha brillado por su ausencia).
Al escuchar el mensaje de Trump tuve la impresión de que se trataba de Jorge Mario Bergoglio, el Papa. ¿Nos dará la sorpresa Trump con el premio Nobel? (Por qué no, si por menos que eso se lo dieron al impávido Obama: un galardonado que después del premio se ha dedicado a hacer la guerra, a sonreír y a viajar con su familia en el Air Force One a 200 mil dólares la hora).
Como fin de fiesta, la producción espectacular de la familia Trump puso en escena a la hermosa Ivanka, hija mayor y arma secreta del magnate. Nos dijo, con dicción perfecta y una voz cristalina, que Donald Trump ha dedicado su vida a hacer el bien…
Con la influencia de la tecnología y economía de EU, la propuesta de Trump voltearía de cabeza la economía de Estados Unidos, y quizá el orden económico mundial. El muro con México se queda. Fue su primera promesa de campaña y la que le ha producido más de 13 millones de votantes. Asegura que él solo puede “arreglar” Estados Unidos.
Analista político