El lunes pasado Donald Trump obtuvo los mil 237 delegados que lo convierten en candidato de los republicanos. Qué manera de maniobrar y derribar, uno tras otro, a sus tres opositores: John Kasich (gobernador de Ohio), el senador evangelista Ted Cruz y el darling de los cubanos de Miami, Marco Rubio. Cuando se lanzó a esta aventura, Trump advirtió que él “nunca pierde”. Y lo está demostrando…

Para celebrar sus victorias en las elecciones primarias Trump lanzó una campaña mediática con el propósito de presentar a su familia. Les ofreció a ciertos periodistas conservadores visitas guiadas a las suntuosas instalaciones de la “Trump Tower” y del famoso avión que compite con el Air Force One.

Sus tres hijos mayores son preparados empresarios que administran su campaña y saben cómo manejar entrevistas en los medios. El propósito era dejar en los electores la impresión de que “los Trump” son ganadores, miembros de una nueva aristocracia política (¿los nuevos Kennedy”?). Se trataba de confrontar a la familia Trump con mensajes pagados que mostraban a la disfuncional familia Clinton en sus peores momentos (las continuas infidelidades de Bill).

Al mismo tiempo Obama declaró que los “líderes del mundo” estaban “sacudidos” por la eventual llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Consideran que las propuestas del magnate muestran “ignorancia” de los asuntos internacionales, o al menos falta de interés.

Con excepción de la canciller alemana, que es de las que “sacuden” por cuenta propia al más pintado, el resto de los “líderes del mundo”, incluyendo al mismo Obama, no parecen tener lo que se requiere para departir con Donald Trump.

(¿Qué hubiera pensado Churchill del primer ministro David Cameron, atrapado infraganti como “lavador de dinero” en el “escándalo financiero de Panamá”? ¿Y qué hubiese opinado el austero general De Gaulle de las escapadas nocturnas de François Hollande: en el asiento trasero de una motocicleta de su escolta, para pasar la noche en el apartamento de su amante? ¿Estos son los “líderes del mundo”?).

El tema que verdaderamente le preocupa al G7 es la postura de superpotencia que amenaza con adoptar Trump. Podría acabar con la pretendida “multipolaridad” de hoy para regresar a los inhóspitos años de la Guerra Fría. Quiere revisar a fondo la relación con China, y está dispuesto a dialogar sobre armas nucleares con el inquieto joven norcoreano.

El magnate anunció que su administración elevaría el nivel de las fuerzas armadas, y revisaría el estado que guarda el arsenal nuclear de Estados Unidos. El lema de su gobierno lo dice todo: “América Primero”. Trump no acepta acuerdos con cláusulas “humillantes” para Estados Unidos, y promete revisar los celebrados hasta hoy. ¿Terminaría el Tratado de Libre Comercio con México?

En su obsesión por eliminar a Trump, Mitt Romney encontró a un candidato independiente “formidable”. Todo indica que pudiera ser el comentarista político Bill Kristol…

Analista político

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