La historia adquirió tintes de novela. Una versión diferente de La Bella y la Bestia, donde el capo y Ermoza (El Chapo Guzman y Kate del Castillo) comenzaron a textear, que es lo que hacen las parejas para “ligar” en la era digital. Ermoza (nombre en clave de Kate) y el capo se comunicaban con valores entendidos, y en un idioma que no fue difícil descifrar.

Él prometió cuidarla “mas que a sus ojos” y ella reaccionó como jovencita vulnerable: “Nunca me ha cuidado nadie”.

El académico español Arturo Pérez Reverte, autor de la novela La Reina del Sur, aseguró en Milenio que la pareja no protagoniza una historia de amor. Pasa solamente por un periodo de “mutua fascinación” bajo el hechizo de su novela. Cada uno en su papel. Ermoza texteaba en la BlackBerry que le dio El Chapo.

El abogado de Guzmán Loera actuó como alcahuete. Ofreció entregarle a su cliente (“quien quita y le interese”) el proyecto tequilero de Kate, y ella, emocionada, se comprometió a buscar a Sean Penn. Todos perdieron el piso. Hasta el famoso actor que hoy se muestra preocupado y pretende tomar distancia. Alega que buscó al capo para entrevistarlo por encargo de la revista Rolling Stone. (Aunque según Mario Vargas Llosa, que algo sabe de eso, su “entrevista” no fue más que una muestra de “egolatría desenfrenada y payasa”).

Los personajes terminaron involucrados en una aventura sin leyes ni autoridades. Afirman que vieron el proyecto tequilero de Kate como una legítima inversión.

La promesa del abogado de El Chapo dejó a la actriz tan emocionada que sólo alcanzo a decir que sería “divino” ser socia del señor Guzmán Loera.

Yo contaré mi historia “a su debido tiempo”, prometió Ermoza en más de una ocasión. Hoy, tras lo que seguramente serán largos y penosos interrogatorios, estará obligada a contarla en algún momento a la PGR (en México o Los Ángeles). El capo presumió ser el mas importante traficante del planeta, que lo es (por eso apareció al lado de los señores del poder en la lista de Forbes).

Pasaban los días y no aparecía la versión de Kate, que en opinión de Pérez Reverte protagonizó “magistralmente” a Teresa Mendoza, el personaje central de la novela.

Por eso fue tan oportuna la entrevista a la procuradora en EL UNIVERSAL la semana pasada. Muchos la vieron como un aviso de que había llegado la hora de poner orden; un hasta aquí para terminar con el juego de la fascinación y restaurar el imperio de la ley.

Kate no asistió a la cita de la PGR el lunes pasado para declarar “como testigo” en el consulado mexicano de Los Ángeles. Pudiera ser su manera de anunciarle al gobierno mexicano que piensa defenderse como americana…

Es obvio que en California se siente “protegida” por una endeble “nacionalidad americana”. Pero en cualquier caso pudiera surgir una petición de extradición del gobierno mexicano para traerla a declarar. Es posible que se encuentre atrapada sin salida…

Analista político

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