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¿Por qué ríe Hillary Clinton? Siempre aparece en escena con una amplia sonrisa congelada, como las chicas de Miss Universo. Con frecuencia hace como que saluda en el público amigos imaginarios. No se deje sorprender. Son trucos para mostrar una calidez que no tiene: es dura y fría como el acero…
Bill, el marido, con muchas infidelidades en su haber, la acompaña ahora a todas partes. Ella diseñó su carrera política; ella lo llevó a la gubernatura de Arkansas y a la Casa Blanca. Si ganan se convertirán seguramente en otra pareja presidencial, como la de los Fox, o la de los Calderón, que está por aparecer. Cuando Bill fue presidente Hillary se tomaba la libertad de participar en las reuniones de gabinete en la Casa Blanca. Hasta que fue bloqueada por Lloyd Bentsen, el distinguido senador de Texas que era secretario del Tesoro: “ser esposa del presidente no le daba privilegios especiales”.
Hoy los Clinton se ostentan como amigos y van de la mano. Dominan el show de la pareja de mediana edad que sigue enamorada. Su objetivo es que Hillary detente la presidencia ocho años, que unidos a los ocho de Bill harían dieciséis. Toda una dictadura americana.
Los electores en Estados Unidos parecen condenados a elegir entre el menor de dos males: Hillary o Trump. Porque ese pudiera ser el resultado de la selección interna entre demócratas y republicanos.
Trump es un elefante republicano en cristalería; insulta a todo el mundo y pretende comprar la presidencia. (Jeb Bush, el niñato que es también precandidato republicano por la gracia de una familia con dos ex presidentes republicanos en su haber, lo describió como “candidato del caos”.) Trump va ganando en las encuestas, pero los jerarcas del partido comienzan a tener dudas. No es político, es un agresivo empresario que ofende a todos y no reúne el perfil conservador del partido. Ha amenazado con irse por la libre como independiente.
Trump invierte dos millones semanales de su propio dinero, pero sus insultos a las minorías lo han alejado de latinos, negros, y ahora musulmanes. Ni hablar de nuestros paisanos, que no quieren verlo ni en pintura…
La victoria de Trump dependería del voto del americano medio, conocido como Wasp (White Anglo Saxon Protestant), aquellos que Richard Nixon, otro presidente de signo republicano, bautizó como la “mayoría silenciosa”. Es importante saber que los electores pueden designar candidatos por aclamación en la convención del partido. A pesar de la edad, un candidato por aclamación pudiera ser John McCain, que perdió contra Obama por su pobre elección de compañera de formula: Sarah Palin: otro chivo en cristalería…
Hillary parece que tiene la nominación asegurada, pero está bajo fuego amigo por ocultar información sobre el ataque de Al Qaeda a Benghazi, y enviar cientos de correos personales desde su cuenta de secretaria de Estado. ¿Hillary o Trump?, tan malo el pinto como el colorado…
Analista político