Lo primero que sorprendió después de su captura fue que El Chapo no hubiese sido exiliado de inmediato a Estados Unidos, donde el FBI lo considera un criminal más peligroso que Al Capone. Nadie ofreció una explicación por el cambio radical de una política que prevaleció durante todo el gobierno de Felipe Calderón. ¿Sería una invitación para negociar? Así que El Chapo, un hombre inteligente, ahora domina el difícil arte de negociar con funcionarios del gobierno federal. Jueces, magistrados, y quizá hasta algún secretario de Estado han recibido millones del capo. ¡Su captura resultó para algunos un negocio redondo!

Y los abogados de El Chapo, conocedores como nadie de los secretos de tribunales, han resultado más eficaces que los socios de despachos de alcurnia que cobran por hora y en dólares americanos…

El Chapo conoce los límites y es totalmente pragmático. Sabe cómo sortear los obstáculos. Para él un arresto de un año en una prisión mexicana de “máxima seguridad” es un día de campo. Le permite descansar y reagrupar a su gente. Sabe que esos “arrestos de mentirillas” no limitarán del todo su libertad, ni su capacidad de ganar dinero y hacer negocios. Tiene la certeza que el precio por su libertad incluye el derecho de actuar como en su casa.

A lo que sí le continúa guardando un respeto sacramental es a las palabras “Estados Unidos” o “extradición”. Para él son malas palabras. Sabe que allá las penas son de verdad y no hay favores especiales, ni celdas de lujo. Por eso el capo prefiere moverse como topo en la maraña de túneles que construyó en Culiacán, vivir a salto de mata en la sierras de Durango y Sinaloa, o recluirse en un penal mexicano “de máxima seguridad”.

En una colaboración anterior (Cuento chino) dije en EL UNIVERSAL que durante su estancia en Almoloya recibió en un año 500 visitas: familiares, amantes, socios. Todos con acceso directo a El Chapo.

También sabe, y esto es lo más importante, que cuando desee salir, como en cualquier hotel de lujo, la gerencia le presentará la factura y se despedirán de mano; le abrirán la puerta principal (“hasta pronto don Joaquín”). En esa colaboración sobre el tema dije que eso de subirse a una escalera de bombero y jugarse la vida en un “túnel” oscuro con una motocicleta desvencijada era una vacilada…

Pero verídicas o apócrifas, esas “historias” continuarán circulando como parte de la leyenda de don Joaquín Guzmán Loera, antiguo miembro del selecto club de Forbes.

La “gran noticia” es que dos meses después de que El Chapo “huyera” de Almoloya el gobierno federal apenas detuvo y consignó a 20 funcionarios más que supuestamente “coadyuvaron a facilitar su salida”. ¿A quién le importa? Nadie se ha preocupado por explicar las circunstancias; mientras, don Joaquín sigue tranquilo jugando con sus gemelitas, a las que adora, y disfrutando la compañía de su joven esposa, que fue reina de belleza en Sinaloa…

Analista politico.
http://jorgecamil.com

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