Tengo la impresión de que a nadie le importan los estatutos y reglamentos de la FIFA. Ni a los jugadores, ni a los dueños de los equipos. Ni a las autoridades encargadas de supervisar el funcionamiento de esa federación y su cumplimiento con la ley. Desde hace casi 20 años dejaron todo en manos de Joseph Blatter, el suizo a quien El País Semanal, citando a The Daily Mail, llamó el domingo pasado “el gnomo engreído e hipócrita de Zurich”. Yo le bajaría el tono ofensivo y le llamaría simplemente el hombre que se apoderó de la FIFA y se convirtió de la noche a la mañana en el “dueño” del futbol mundial.

A partir de entonces Blatter ha decidido cómo y cuándo se celebran torneos, copas y juntas de consejo. Más importante aún, cómo se distribuyen los miles de millones de dólares destinados a publicidad y derechos de transmisión de los juegos.

Con facultades de auténtico dictador Blatter ha controlado esas dos décadas a las federaciones africanas y a los países centroamericanos, donde existen pocos controles legales; donde los interesados hacen tratos “en lo oscurito”, y están acostumbrados a manejar “dinero sucio”.

Lo que Blatter ha estado escondiendo son los reportes de los procuradores de Estados Unidos y Suiza, que investigaron recientemente la designación oficial de los mundiales de Rusia y Qatar. Esa fue la gota que derramó el vaso…

Es increíble que después de 20 años de férreo control de Blatter el mundo del futbol vuelva los ojos, apenas ahora, a la corrupta administración del suizo y sus secuaces. Nadie podía creer que mientras las órdenes de aprehensión de los procuradores suizo y americano, eran ejecutadas en Suiza contra varios vicepresidentes de FIFA, Blatter se haya postulado por quinta ocasión. Eso fue lo que reveló finalmente su modus operandi. Todo se hace en reuniones y “congresos” a mano alzada, donde los temas más delicados se arreglan “en lo oscurito” con un apretón de manos.

Blatter estaba rodeado de incondicionales que visitaban a las federaciones regionales para tenerlas controladas y contentas. Visitaban a los presidentes de las federaciones regionales antes de cada visita de Blatter, y les ofrecían premios que tenían varios propósitos: tener a todos contentos, recibir a Blatter como héroe del futbol mundial y asegurar votos para su reelección. Uno de sus personeros confesó el modus operandi con información que resulta difícil de creer…

Los personeros de Blatter iniciaban sus visitas con los presidentes de las federaciones preguntando sin rodeos: “¿Qué necesitan? ¿Qué les falta? ¿Pasto sintético, edificios, construcciones, mobiliario?”. Huelga decir que al día siguiente las federaciones recibían a Blatter como un héroe. Lo presentaban como el hombre que estaba “revolucionando” el futbol. Cuando finalmente renunció, el suizo pidió casi un año de plazo. Pero el parlamento europeo exigió que la renuncia fuese “con efectos inmediatos…”

Analista político.

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