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En los cánones de la estrategia electoral se establece que es importante que los aspirantes a algún cargo de elección popular, aprovechen subirse a la imagen de personajes y situaciones que estén siendo mediáticamente muy visibles para así hacerse también visibles e incrementar sus puntos de conocimiento por parte de la ciudadanía, que es exactamente lo que está haciendo Andrés Manuel López Obrador con Donald Trump.
Como buen aspirante a dictador, a López Obrador no le basta hacer campaña fuera de la ley a lo largo de casi diez y ocho años, en los cuales a veces, sólo en dos ocasiones lo ha hecho en tiempos legales de campaña, seis meses; no sólo le gusta andar fuera de la ley, mandar al diablo a las instituciones como él dice, sino que recurre al propio Donald Trump para hacerse campaña, sí, con el ahora flamante presidente de Estados Unidos, el que está arremetiendo contra nosotros los mexicanos; para López Obrador el tema Donald Trump es un buen pretexto para ir hacer campaña proselitista a ese país, no es que le interese y le duela la situación de los migrantes, sino subirse a la ola anti Trump que se está levantando en casi todo en planeta para hacerse campaña proselitista, oportunismo puro de alguien que ha perdido toda noción de la realidad, que se siente el mesías.
Seguramente que detrás de ese oportunismo patriótico de pacotilla de López Obrador, de esa estrategia electoral de subirse a la ola anti Trump, en realidad se identifica con el estilo de gobernar de Donald Trump dictando órdenes ejecutivas fuera de la ley y a eso va López Obrador a aprender cómo le hace para según él replicar acá en México imaginando que se sentará en la silla presidencial, de la cual dice que dormirá cerquita, ahí en Palacio Nacional, no vaya ser que por sus locuaces decretos imaginarios, la ciudadanía se la vaya a quitar.
López Obrador debe estar fascinado con las órdenes ejecutivas de Donald Trump, qué disfrazando qué va a defender los derechos humanos de los migrantes, va en realidad a aprender cómo hacer realidad sus sueños de hacer decretos como restablecer el pago a los maestros de la coordinadora nacional de los trabajadores de la educación sin que trabajen, o para incrementar irresponsablemente el gasto público para hacer competencia a los empresarios o para hacer pactos con la mafia chiquita como le dice a la delincuencia organizada para que no se le toque ni con el pétalo de una rosa, ya que molesta que sean atacados por las fuerzas mexicanas.
En realidad, López Obrador va a dormir con el enemigo, eso de que va a ir a la ONU y a la CIDH para interponer sendas demandas contra su propio maestro por violar los derechos humanos de los migrantes mexicanos, es puro oportunismo de campaña y disfraz de lo que realmente va hacer a Estados Unidos, que es aprender a hacer decretos fuera de la ley como las órdenes ejecutivas de Donald Trump.
Con los discursos que está dando allá contra el Presidente de Estados Unidos, no va a ser de extrañar que alguna autoridad norteamericana señale a López Obrador de estar violando alguna ley y salga él mismo deportado, que pensándolo mal, ese ha de ser también uno de sus propósitos de su oportunismo electoral, porque pensándolo bien, si se siente el gran defensor de los derechos humanos en el exterior, ¿ por qué no va a Cuba a defender los de Felipe Calderón a quien el gobierno cubano su entrada a ese país ? Ora sí que haiga sido como haiga sido, Calderón es un mexicano al que se le han violado sus derechos humanos en ese país caribeño.
López Obrador anda en campaña con el enemigo engañando a todos y a sí mismo, es una muestra de la descomposición de la escasa racionalidad y ética política y moral que aún posee, de la necedad y desesperación en la que está cayendo otra vez, lo que obligadamente nos hace decir que se está convirtiendo en un tipo de cuidado, soñando con sus decretos locuaces trumpianos fuera de la ley, creyendo que subiéndose a la ola anti Trump le va a generar simpatías electorales entre los mexicanos, cuando lo que en realidad está haciendo López Obrador con sus giras a Estados Unidos es develar el Trump que lleva adentro.