El PRD está absolutamente vigente para ser parte activa en la construcción de un amplio bloque democrático, progresista y de izquierda para la solución a la crisis de fin de régimen que afecta todos los ámbitos de la vida económica, social, cultural y —desde luego— política del país.
No ignoro que tenemos problemas, como los tienen todos los partidos, pero algunos se empeñan en magnificarlos para justificar su paso a otras formaciones partidarias sin argumentar diferencias de programa o de principios con el PRD, sino más bien evidenciando que su interés fundamental es el personal.
El PRD ha sido factor fundamental para lograr los grandes cambios del país durante los últimos 28 años, desde la gran reforma política de 1996 que posibilitó la alternancia política, hasta la ampliación de libertades y los debates para la despenalización de la marihuana, la defensa de los derechos humanos, la potestad de las mujeres para decidir sobre su cuerpo y el matrimonio igualitario.
Han sido los gobiernos del PRD impulsores de programas sociales que han sido retomados en otras entidades y a nivel nacional, como las pensiones alimentarias, cobertura médica universal, apoyos para estudiantes del nivel básico, entre otros.
A esto se añade la lucha por nuestros recursos y empresas nacionales para que Pemex logre su autonomía presupuestal y de gestión; el impulso a la investigación y desarrollo tecnológicos, y el trabajo por una transición energética para un desarrollo sustentable.
También hemos logrado la Reforma Política para la Ciudad de México, que originó la conformación de una Asamblea Constituyente para la construcción de una nueva Constitución que coloca a la capital del país a la vanguardia en muchos aspectos.
El PRD impulsó la desindexación del Salario Mínimo, que todavía falta de concretar y para —como lo han señalado los organismos empresariales, en su caso de la Coparmex— que pueda haber una mejoría en los ingresos de los trabajadores y reactivar la economía, generar empleos y dar oportunidad a los jóvenes.
Es decir, es una agenda libertaria, democrática, progresista la que el PRD ha impulsado, y lo seguirá haciendo.
El PRD surge de un proceso de unidad, de una diversidad y pluralidad de fuerzas después del 88, en un escenario en el que la represión de Salinas estaba sobre nosotros que tuvimos que pagar una cuota de centenares de muertos. Quienes fueron los responsables de la división de la izquierda después de 2012, sin dar ninguna justificación de diferencias de programas o de principios, ahora son los empeñados en hacernos parecer como los causantes de la división.
El PRD seguirá trabajando por lograr la mayor unidad en la diversidad, para conformar una amplia coalición de fuerzas que gane la confianza de la sociedad, que pueda conformar un gobierno de alianzas y, al mismo tiempo, tenga mayorías suficientes en las Cámaras para reorientar el manejo de la economía, combatir la pobreza con nuevos esquemas de atención a los problemas sociales y, desde luego, posibilitar un régimen democrático.
Estos planteamientos no están, como tampoco lo están las libertades individuales, en la agenda de “la otra izquierda” que se dice “la salvadora del país”. Lo que está ahí presente es la visión de una izquierda autoritaria.
Por lo tanto, lo que necesitamos hacer es construir una salida democrática entre los que coincidamos en esta visión. Esta es la verdadera solución de fondo de la crisis de fin de régimen que hoy padece México.
Vicecoordinador de los diputados federales del Partido de la Revolución Democrática