“En una exacta foto del diario, señor ministro del imposible, y en pleno gozo y en plena euforia y en plena risa su rostro simple, seré curioso, Señor Ministro, ¿de qué se ríe, de qué se ríe?”. Así inicia el memorable poema de Mario Benedetti, musicalizado por Alberto Favero.
El “Señor Ministro” es, desde luego, el alto mandatario de un país. En nuestro caso, el Presidente de la República, quizá no tan risueño, pero sí muy tranquilo, sereno, seguro de sí mismo, rodeado de una parte de la cúpula empresarial y líderes oficialistas, dando a conocer un llamado “acuerdo nacional” dizque para enfrentar los efectos nocivos de un gasolinazo que ha generado justificados reclamos y múltiples protestas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Y mientras el país arde aquí y allá, Peña Nieto dice que el gasolinazo era lo mejor que le podía pasar al país, que es por el bien de la gente, que además serán pasajeros los efectos negativos, y que no habrá marcha atrás.
Después de dar el golpe, ofrece como respuesta a la ira social, una pomadita para que no nos duela tanto y una sobadita para calmar los ánimos. Pareciera no darse cuenta que con eso le echa más combustible al fuego. Los ánimos no se calmarán hasta que se eche atrás la medida alcista.
Peña miente cuando dice que el gasolinazo no tiene nada que ver con la reforma privatizadora que ha ido matando aceleradamente a Pemex para entregar a manos privadas trasnacionales la riqueza petrolera de México, ya que la exposición de motivos de la Ley de Ingresos dice que se trata de “consolidar la reforma energética para que participen actores complementarios a Pemex, generando así mercados competitivos más eficientes de abasto de la energía que requiere el país para crecer”. ¿Entonces?
Y miente cuando dice que no había de otra, ya que en la discusión del presupuesto para este año los diputados del PRD planteamos un conjunto de rubros donde se podía recortar el gasto (altos sueldos, seguro de gastos médicos mayores, bonos, prebendas, gastos suntuarios de la propia Presidencia). Y el PRI las rechazó.
Miente también cuando dice que el gasolinazo sólo afectará a las personas de mayores ingresos. ¿Y el transporte colectivo público y privado? ¿Y el transporte de mercancías? ¿Y el particular de millones de personas que viven al día y que se desplazan a diario grandes distancias? ¡Ya ahorita están subiendo los costos de la tortilla y muchos productos más!
Y miente cuando dice que si no se hubiera hecho el gasolinazo se correría el riesgo de no tener recursos para el IMSS, o para el Seguro Popular o para la educación, ya que el Presupuesto para este año se hizo sin considerar ningún dinero adicional proveniente de un alza de precios. El IEPS a combustibles ni siquiera se modificó.
De cualquier modo, ahí están las medidas que se pueden adoptar para recortar el gasto y hacer que el gobierno y los demás poderes le cuesten menos a la sociedad.
¿Por qué, pues, “ustedes duros con nuestra gente, por qué con otros son tan serviles”?
Señor Presidente: Su mundo de gozo y bienestar no es el de la mayoría de la gente.
No funcionarán su “Acuerdo Nacional” ni su estrategia de enfrentar con provocaciones las manifestaciones de protesta para meter miedo; ni sus campañas para acusar a las oposiciones de apoyar, unos, la reforma fiscal; otros, la energética, y a otros, de “provocadores” queriendo hacer ver que “todos somos iguales” para que la carga del reclamo y el odio sea repartida.
Son muchos los descontentos que “llorando rabia tan sólo piensan en el desquite”. Y como dice el final del poema, señor Presidente: “después de todo, usted es el palo mayor de un barco que se va a pique”. ¿Por qué tan tranquilo, pues? ¿De qué se ríe?
Vicecoordinador de los diputados federales del PRD