Los mexicanos enfrentamos un escenario electoral deprimente. Salvo contadas excepciones, las campañas se caracterizaron por carecer de propuestas y por basarse en recriminaciones y acusaciones entre candidatos. Los canales de comunicación dominaron sobre la sustancia. Mensajes de 140 caracteres, “slogans” de no más de diez palabras, y distancia hacia los ciudadanos. Incluso los volantes o breves trípticos informativos fueron escasos. También abundaron candidaturas chapulín, combinadas con algunas independientes que, salvo en Nuevo León, simplemente no pintan.

A eso se suma un ambiente de intensa violencia en varias regiones, sobre todo en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, donde la CNTE ha violado todas las normas de convivencia social y, más importante, la ley. Frente a esto, el gobierno no actúa, permanece impávido, cae en contradicciones históricas, en verdaderos retrocesos. Con la información que se cuenta, por ejemplo la encuesta GEA-ISA (www.structura.com.mx/gea/), los resultados electorales serán muy decepcionantes, de verdadera flojera. Cuando menos la mitad de los candidatos a gobernador son impresentables, casi tanto como los del DF.

¿Cómo enfrentar el próximo domingo esos resultados electorales sin caer en depresión? Afortunadamente hay una salida.

A pesar de lo que muchos pensábamos hace 40 años, México ha venido aumentando su producción de vinos de mejor calidad, sobre todo en Baja California, donde el microclima proporciona suficiente sol y humedad para el cultivo de uvas. Algunas casas vitivinícolas tienen varias décadas de producción continua, de aumento tanto en su capacidad, como en sus variedades y ventas. Un ejemplo es Santo Tomás, que comenzó a producir en 1888, en sus viñedos de Valle Santo Tomás. Hoy cuenta con vinos “varietales”, y también con algunos “meritage” de buena calidad, como el “Único”. Tiene variedad, calidad, capacidad de producción y precios competitivos.

Por cierto, los vinos mexicanos son excesivamente caros, debido a que el gobierno federal les aplica un impuesto especial sobre producción y servicios de 26.5%, al que luego se agrega el IVA de 16%.

El prestigio de algunas etiquetas responde a su calidad buena y pareja; tal es el caso de Mogor Badan, Cetto y Monte Xanic. Una característica de la zona del Valle de Guadalupe es que los vinicultores han creado una tradición de vinos “meritage” (utilizan varias uvas distintas para obtener su sabor y personalidad), lo que los hace más interesantes que los “varietales”. Debido a la creciente escasez de agua para riego en el Valle de Guadalupe, agudizada por la expansión de la mancha urbana, los productores han incursionado en nuevas áreas. La más importante es el Valle de Ojos Negros, cuyo potencial es extraordinario.

¿La salida? Después de ir a votar este domingo, reunámonos con familiares y amigos para degustar algunos vinos mexicanos. Esto animará a algunos, y desalentará a otros. Queda claro que ante el panorama de estas elecciones, lo único que resta es votar y luego decir “salud” con un buen vino mexicano.

Coincido que es lamentable que ante las amenazas de mayor violencia que presumiblemente recibió el gobierno de la CNTE, a pesar de su altísimo costo, quizá fue prudente suspender las evaluaciones de los maestros. Quizá sin proponérselo, provocó en la ciudadanía un profundo rechazo a su decisión y, concomitantemente, mucho más respaldo a la reforma educativa. Dicen que soy optimista, pues el lunes o martes anunciará que continúan las evaluaciones, lo que multiplicará las movilizaciones, violaciones de la ley, y violencia por parte de la CNTE, ante lo cual el gobierno no podrá seguir sin responder y así se iniciará una nueva etapa en la historia de México. Si en materia de vino con tiempo y determinación se logró lo que hoy tenemos, lo mismo sucederá con la democracia y el Estado de derecho. ¡Salud!

Economista

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