El sábado 1° de octubre pasado, la primera plana de la edición especial de aniversario de nuestro periódico, La noche cero de EL UNIVERSAL, recordaba la exclamación del director Félix F. Palavicini: “Ahora sí. Aquí está el primer ejemplar de EL UNIVERSAL; ésta no es sino la piedra angular de lo que será El Gran Diario de México”. Así fue, así es, y el historiador quiere recordar en cuales condiciones nació y cuál fue su primer combate de dimensión internacional.
La Primera Guerra Mundial, después de dos años y medio, no tardaría en ampliarse con la entrada de Estados Unidos en la contienda, pero México vivía las consecuencias del ataque a Columbus por parte de Villa: la “expedición punitiva” yanqui estaba en su apogeo y, en reacción a la agresión, el diario El Demócrata había abandonado su línea favorable a Francia e Inglaterra para, en palabras de Federico Katz, volverse “el órgano de la Legación alemana que le dio un poderoso apoyo financiero”. Un mes o dos después de ese giro, Palavicini lanzó EL UNIVERSAL; don Félix (1881-1950), maderista y constitucionalista, secretario de Educación de Carranza, diputado del Congreso Constituyente, recibió el apoyo del primer Jefe. En seguida el gran diario apoyó la causa de los Aliados y, a partir de 1917, la de Estados Unidos, implicados de manera decisiva en el conflicto.
En su primera editorial, la del 1° de octubre de 1916, afirmaba: “La derrota de Alemania es ya indiscutible” y, el día 3, denunciaba “un increíble contrasentido que consiste en asociar el orden con Alemania, pues fueron los teutones quienes volvieron a causar el desorden en Europa, como si fuera un capricho”. Desde el 1° de octubre hasta el 11 de noviembre de 1918, día final de la guerra, la vida periodística mexicana fue un duelo entre los dos mayores diarios y el triunfo se lo llevó EL UNIVERSAL.
Desde un principio se afirmó como el mejor diario del país, en la forma y el fondo, con una pléyade de autores: Francisco Bulnes, Luis Cabrera, Antonio Caso, Luis González Obregón, Saturnino Herrán, Lombardo Toledano, López Velarde, Carlos Pereyra, Julio Torri, José Vasconcelos… Usaba la mejor información internacional, abriendo una oficina en Nueva York. Mandó al poeta José D. Frías a Europa, como el primer corresponsal de guerra mexicano. El diario publicaba en sus páginas 4 y 5 mucha información sobre la guerra, además de los grandes títulos de la primera plana y de una columna editorial intitulada La guerra europea y los lectores mexicanos. El periodista visitaba seguido las trincheras francesas y era tan francófilo que usaba la palabra boches, como los franceses, para denigrar a los “bebedores de cerveza exasperados… nerones inconscientes… violadores de niños” (4 de enero de 1917).
EL UNIVERSAL saludó con entusiasmo tanto la entrada en la guerra de Estados Unidos (2 de abril de 1917), como la Revolución Rusa: “un golpe tremendo a la Reacción germanófila” (a la cual pertenece El Demócrata). Comentó que el odio francés, belga, serbio, montenegrino contra los alemanes era demasiado justificado por las atrocidades cometidas por los teutones, que “El Demócrata cubre de flores”. En mayo de 1917 abrió una Crónica de Paris 100% francófila y el 20 de junio, a siete columnas, el diario proclamaba: Conviene a los intereses de México romper las relaciones con Alemania. Entrevistó a Ramón López Velarde, quién dijo: “Nuestro partido debe ser el de los Aliados, porque con ellos tenemos casi todos nuestros vínculos morales, mentales y materiales… yo veré en la victoria de los Aliados, en la cual creo, un paso más en la justicia contra las potestades impersonales y grises de lo feo, de lo beocio, de lo malo”.
El día 12 de noviembre de 1918, los mexicanos pudieron leer en el gran diario: “El Gobierno alemán, atado de pies y manos, se rinde sin condiciones. Es el triunfo más grande que registra la historia. Con profunda emoción y satisfacción nos unimos al regocijo de los vencedores, de cuyo lado siempre estuvieron nuestros votos más caros. Es el triunfo del Derecho sobre la Fuerza”.
Investigador del CIDE.
jean.meyer@cide.edu