El ajedrez es un juego de táctica y estrategia en el que abundan los errores, entendidos como una desordenada combinación de ideas. Ante el tablero, el error pertenece a las categorías mentales del equívoco. Se origina en omisiones, descuidos, conceptos falsos o en una deficiente valoración de la posición. Si el acierto es coincidencia entre el juicio y lo juzgado, el error es su discrepancia. El buen ajedrecista no sólo trata de evitarlo, sino que, si lo comete, busca sus causas para convertirlo en aprendizaje.

Sabe que la maestría depende de la capacidad para rectificar los errores, apegarse a la verdad y guiarse por todo aquello que garantiza el pensamiento correcto. El filósofo John Locke (1632-1704) sostenía que el error no es una falla de nuestro conocimiento, sino un equívoco de nuestro juicio que presta su asentimiento a lo que no es verdadero.

Así, tanto en el ajedrez como en la vida, solemos ver la realidad no como es, sino como creemos que es. Según el ajedrecista Julio Ganzo, “El error se presenta como una obsesión, pero el hombre no lo combate, a lo sumo trata de subsanarlo. Y no lo combate por instinto de conservación, porque tal vez inconscientemente intuye que la desaparición del error trae consigo la desaparición de la actividad puesta en juego”. Es más, en el Tratado general de ajedrez, de Roberto Grau, se lee: “Cuántas veces se oye exclamar a los ajedrecistas: ¡Qué lástima! Tenía la partida ganada y traspuse una jugada. Otras: ¡Qué barbaridad! Perdí por haber omitido estúpidamente una movida. Y todos tienen razón, menos en sus lamentos. Cuando una partida se pierde es por culpa exclusiva del vencido. Si tenía la partida ganada y no la ganó es porque incurrió en un error grave que sólo él gestó. Este permanente codeo con el error es el origen de las diferencias en ajedrez. Quien se equivoca menos es quien juega mejor y quien gana más partidas.” Un proverbio español dice: la perfección no es más que una pulida colección de errores.

Partida de la Copa Mundial de la FIDE. Las negras cometen el error de ceder espacios al rival y sucumben ante sus amenazas. Blancas: Sergey Karjakin (2762) Negras: Shakhriyar Mamedyarov (2736)

Baku, Azerbaiyán, septiembre 25 del 2015

Apertura Ruy López, (Eco C65)

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 Cf6 4.d3 d6 5.0–0 Ae7 6.c3 0–0 7.Te1 a6 8.Aa4 b5 9.Ac2 d5 10.Cbd2 d4 11.h3 Cd7 12.Ab3 Ab7 13.Ad5 dxc3 14.bxc3 Ad6 15.Cb3 Cb6 16.c4 Ca4 17.Ad2 De7 18.Dc2 xc4 19.dxc4 Ab4 20.Axc6 Axc6 21.Axb4 Dxb4 22.Cxe5 Dd6 23.Cxc6 Dxc6 24.Cd4 Dc5 25.Cb3 De5 26.Tad1 Tfe8 27.Te3 Tab8 28.Td5 Db2 29.Dxb2 Cxb2 30.c5 Cc4 31.Te2 a5 32.Td4 a4 33.Txc4 axb3 34.axb3 Txb3 35.Td2 Rf8 36.f3 Tb5, rinden negras, 1-0.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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