El ajedrez estimula la imaginación. Durante el juego, ésta no sólo contribuye a eficiencia, sino también al arte y a la percepción estética. Mucho de lo que se conoce como pensamiento creativo depende de ella. Ante el tablero, el acto de pensar implica recordar, calcular e imaginar los caminos que conducen al triunfo. Ser imaginativo es un arte, el arte armoniza con la belleza, la belleza con la verdad y ésta con la eficacia.

En el deporte ciencia existe un universo de símbolos e imágenes a los que el jugador asigna diversos roles. En base a ello, la imaginación concibe ideas que se combinan unas con otras para lograr la victoria. Según el filósofo alemán Johan Jakob Engel (1741- 1802), “Las ideas se encienden unas con otras como las chispas eléctricas”. Es así como el juego ciencia genera nociones y conceptos útiles tanto en el tablero como en la vida. La pedagogía establece que una buena educación también desarrolla la imaginación. El poeta nicaragüense Rubén Darío (1867- 1916) decía: “Desarrollar en los niños la imaginación. Sembrar en el buen terreno virgen ideas útiles para la vida que viene, granos prácticos; pero regarlos con la lluvia clara de la poesía… hermana del sol y complemento del pan”.

El cubano José Raúl Capablanca, ex campeón mundial, escribió: “En ajedrez, cuando juegas con un fuerte jugador, las dos armas disponibles para vencerlo deben ser la lógica y la imaginación”. La maestría, en ajedrez, consiste en imaginar secuencias ganadoras. El gran incentivo para la imaginación es el éxito. Ante el tablero, la victoria es el mejor aliciente, puesto que da la sensación de dominio, motiva a estudiar y anima a buscar más triunfos. El juego ciencia, en todos sus aspectos, pero sobre todo en los momentos críticos, ejercita y aviva la imaginación. El científico y ajedrecista Albert Einstein (1879- 1955) concluyó: “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.

Partida del match entre China y Rusia. Aunque la posición de las negras parece sólida, las blancas esgrimen sus alfiles como espadas y, tras una serie de escaramuzas en todo el tablero, imaginan una diabólica celada que les permite capturar una pieza y alzarse con la victoria.

Blancas: Maxim Matlakov (2691)

Negras: Shanglei Lu (2595)

Ningbo, China, julio 15 2015

Defensa Grünfeld, variante del fianchetto (Eco D77)

1.d4 d5 2.c4 e6 3.Cf3 Cf6 4.g3 g6 5.Ag2 Ag7 6.0–0 0–0 7.Dc2 Cc6 8.Td1 a5 9.a3 Ce7 10.Cc3 b6 11.Af4 Ab7 12.cxd5 exd5 13.Tac1 Ce8 14.b4 axb4 15.axb4 Dd7 16.Db3 h6 17.Ce5 De6 18.b5 g5 19.Ad2 Cd6 20.Cc6 Axc6 21.bxc6 Ta5 22.e3 Tfa8 23.Cb1 T5a6 24.Ab4 Cdf5 25.Cc3 Td8 26.Cb5 Tc8 27.Ah3 h5 28.Axe7 g4 29.Af1 Cxe7 30.Cxc7, rinden negras, 1-0.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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