El incidente protagonizado la semana pasada por los entrenadores Miguel Herrera y Ricardo La Volpe, en el que al finalizar el partido éste reclamó al primero por haberle estrechado la mano antes del inicio porque, “yo no saludo por cábala”, ejemplifica la importancia de las supersticiones en los deportes, las que por lo general provienen de temores irracionales e inexplicables.
Las supersticiones son creencias contrarias a la razón, aunque no exentas de magia y simbolismo. Surgen de la fe desmedida en que determinados poderes de actos, números, amuletos o gestos, pueden atraer la buena o la mala suerte. Sin embargo, aunque son ajenas a toda lógica, a veces ayudan a fomentar el optimismo, reducir la ansiedad y reforzar la fe en la victoria. En el fondo, se trata de respuestas adquiridas por condicionamiento, derivadas de ciertos estados afectivos o ilusiones, con predominio del pensamiento mágico.
Por lo visto, pese a su falta de objetividad y fundamento científico, las supersticiones gozan de una considerable presencia tanto en la vida cotidiana como en el deporte.
En el libro Ganar con la cabeza, de Rafi Srebro y Joaquín Dosil, se lee: “En nuestra opinión, no hay nada malo en la superstición si no perjudica tu autoconfianza y concentración, siempre y cuando controles las cosas en las que crees. Si consideras que ponerte el zapato derecho antes que el izquierdo es una ayuda para triunfar, no hay razón para no creer en eso. Sin embargo, si sólo tienes un par de medias ‘ganadoras’, eso puede ser un problema porque habrá situaciones en las que no podrás jugar con ellas. Es importante escoger creencias que puedan ayudarte y tengas bajo control… No se recomienda tener supersticiones relacionadas con el color de la ropa, unas medias o calzoncillos en concreto”…
Las teorías psicoanalíticas establecen que el origen de las supersticiones no obedece a leyes racionales, sino a deseos relacionados con los sentimientos y las emociones. Para el psiquiatra Sigmund Freud (1856- 1939), son prácticas que están profundamente ancladas en el inconsciente, forman parte del equipamiento mental de cada cual y susceptibles de salir a la superficie en la medida que se cumplan ciertas condiciones. En su tiempo, el filósofo Voltaire (1694- 1778) dedujo: “La superstición es a la religión lo que la astrología a la astronomía: la hija loca de una madre cuerda”. Sin embargo, o acaso por eso, el recientemente fallecido escritor italiano Umberto Eco (1932- 2016) advirtió: “La superstición trae mala suerte”.
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