Lo que está en juego en las elecciones de este 2017 y, sobre todo, en 2018, es mucho más que una colección de comicios. Literalmente, nos estaremos jugando el futuro del país. Lo he dicho en otros momentos: mientras PRI y PAN nos despedazamos a diario para mostrarle a la sociedad quién es más corrupto o inepto, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sonríe; acusa al PRIAN y a sus aliados como la “mafia del poder”; presume su falsa “honestidad valiente” y está en abierta campaña, con la complacencia (casi complicidad) del Instituto Nacional Electoral.
Las entregas de dinero en efectivo a su excandidata al gobierno municipal de Las Choapas, Veracruz; la diputada local con licencia Eva Cadena (mejor conocida como “La Recaudadora”, gracias a los videos difundidos por EL UNIVERSAL), lejos de provocar un repudio y vergüenza de su parte, lo llevaron a invocar a Salvador Díaz Mirón y volar con alas impolutas sobre el sucio pantano. Acusó al gobernador Yunes y al secretario Osorio Chong de haber planeado la acción y filmación de los “cuatros” que le pusieron, sin presentar una sola prueba. ¡Faltaba más!
Luego, ante las evidencias puestas sobre la mesa por la dirigencia nacional del PAN, que muestran cómo la entonces alcaldesa de Texcoco y hoy candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, Delfina Gómez, arrebataba el 10 por ciento del salario de sus trabajadores para destinarlos al financiamiento proselitista de Morena, vino la victimización y la mentira. Se apuesta a que el tiempo haga que todo pase y se olvide. Más aun. Se exhibió también la forma en que, a los mismos trabajadores del ayuntamiento de Texcoco, les descontaban una parte de su sueldo para integrar un supuesto “fondo de ahorro” que, al final del día, iba a dar a la chequera personal del tesorero del ayuntamiento sin mayor cuestionamiento.
Delfina se refiere a sí misma en tercera persona y se presenta como una humilde pero honesta maestra. No sabe ni hablar con propiedad. Y, cuando se le critica, entonces se dice víctima de misoginia. Cancela su participación en el debate convocado por López Dóriga en Radio Fórmula porque se sabe vulnerable. Alega que es cuestión de estrategia. Y, para colmo, hace el ridículo hablando sobre el feminicidio.
Mientras tanto, López Obrador está insoportable, en su peor momento de los últimos tiempos: arrogante, soberbio, sobrado, ignorante, bocón y retador. Ciro Gómez Leyva lo desnudó en su reciente entrevista para Imagen Televisión. No presenta una sola prueba de lo que denuncia; hace malas bromas con sonrisita burlona; ofrece cancelar la más grande obra de infraestructura de nuestros tiempos modernos (el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México) para llevar las operaciones ¡a la base aérea militar de Santa Lucía!; promete acabar con la corrupción por su sola llegada a la presidencia y convencer a los huachicoleros, con su enorme autoridad moral, de no robar más. Él sabe cómo serenar al país.
A López Obrador le tomó 14 años terminar la carrera; sus conocimientos sobre economía son cercanos a cero; sus propuestas son vagas, frágiles y de alto riesgo. Además, está rodeado de farsantes y corruptos. No, señores. No se confundan. Con Morena no nos iría “requetebien”. Todo lo contrario.
Maestro de la Escuela Libre de Derecho