“Al ver Pilato que no adelantaba nada, sino que el tumulto iba a más, tomó agua y se lavó las manos ante el pueblo diciendo: Soy inocente de esta sangre; vosotros veréis”

A propósito de la semana mayor que ayer inició, lo que ocurre hoy en Morelos nos recuerda el pasaje histórico y bíblico del prefecto o gobernador de la antigua Judea, entre los años 26 y 36 de nuestra era, Poncio Pilato.

Y es que la noticia sacudió a la sociedad y fue nota obligada de impacto nacional. En Cuernavaca, a plena luz del día y en una de sus avenidas principales, asesinan a tiros a una persona que cabalgaba junto con otros jinetes, para marcar el inicio de la Feria de la Primavera. El fallecido era de los principales organizadores.

Después del crimen, el ambiente y la relación se tensó por enésima ocasión entre el gobierno de Morelos y la presidencia municipal de Cuernavaca. “El hecho de violencia es consecuencia de la presencia de personas cuyos vínculos se presumen con grupos delictivos. No se va a solapar a ninguna autoridad municipal que sea responsable de acuerdos mafiosos”, aseguró el primero. La respuesta encabezada por el presidente municipal fue igual; criticó otra vez al mando único de policía, “solo ha traído más inseguridad, no tienen —en el gobierno— sensibilidad.”

¿Quién pierde y quien gana en Morelos con esta disputa? ¿Sirve de algo lavarse las manos, para hacer ver mal al otro?

La disputa adelantada por el poder en Morelos ha traído pérdidas importantes para la gente:

1. La sociedad se siente amenazada. Los hechos de violencia alarman y desalientan el desarrollo de la economía. No es buena propaganda que los cintillos informativos aseguren que el crimen organizado se apodera de la feria de Cuernavaca.

2. La obra pública está detenida —con razón o sin ella— pero no avanza. No hay colaboración sino disputa entre autoridades. El juego es quién pone primero la zancadilla.

3. La autoridad municipal está rebasada por la delincuencia. No tiene policía, armas ni voluntad. En contraste, el gobierno estatal asume toda la responsabilidad, en formato de mando único, pero resulta igual de incapaz. Es un fracaso. Nada ha cambiado en Morelos en torno a la inseguridad; por el contrario, registra índices nunca antes vistos.

4. Pierden los comerciantes que invirtieron sus ahorros pensando que la Feria sería una oportunidad para mejorar la economía de sus familias, pero en los hechos, la violencia la opacó. El Palenque de la Feria, uno de los principales atractivos, ha quedado cancelado.

En Morelos, hay “políticos con vocación de arqueólogos” como calificaba Carlos Castillo Peraza, a aquellos que gustan de construir sociedad a partir de las ruinas.

En Morelos nadie gana y todos ponemos. Lamentablemente.

Vicepresidente de la Cámara de Diputados

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