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Hay un gran debate sobre qué tan conveniente es centralizar funciones en organismos nacionales como fórmula para contrarrestar las deficientes capacidades institucionales de los estados y municipios, o para evitar la injerencia de los gobiernos locales en tareas relevantes como la electoral. Sin embargo, la fiscalización concentrada de los gastos tanto federales como locales de los partidos políticos de 2015, que por primera vez fue responsabilidad exclusiva del INE, da cuenta de que en este caso, el esquema resulta pertinente.
Una primera buena noticia es que la revisión de las finanzas de los partidos políticos es ahora más exigente y homogénea, porque el INE aplica los mismos criterios de fiscalización para todos los ámbitos de actuación de los partidos, a diferencia de lo que sucedía antes en que cada autoridad local hacía lo propio. Los mayores niveles de exigencia hicieron que mientras las multas impuestas a los partidos en el plano federal fueran de 128.5 millones, en el local ascendieron a 273.7 millones de pesos, es decir, más del doble. Además, las multas locales en 2014 apenas sumaron 36.7 millones, es decir, el incremento fue de 7.5 veces.
A pesar de que desde 1994, los partidos han sido objeto de fiscalización, no parece haber habido un buen aprendizaje de su parte, capaz de inhibir conductas irregulares en la utilización de los recursos que reciben y que son predominantemente públicos. Es esperable que la vigilancia centralizada los empuje a ceñirse puntualmente a las normas en materia de utilización de su financiamiento y, con ello avancen hacia una mejor rendición de cuentas. Es cierto que estaríamos reconociendo nuestra incapacidad para darle vigor a nuestro sistema federal, pero a cambio está la posibilidad de que los partidos sean más responsables en el manejo de sus finanzas, so pena de ser más fuertemente sancionados.
Al observar las multas impuestas de manera individualizada, lo primero que se aprecia es que las multas locales son mucho más altas que las federales, con excepción del PRD que es el partido más severamente sancionado de forma global (117.9 millones), con 73 millones de multa en el plano federal y 44 millones en el local. Le siguen el PAN y el PRI que recibieron una sanción total de 50 millones cada uno (las multas locales fueron de 39 y 48 millones respectivamente) y, muy de cerca, el PT y Morena cuyas multas totales alcanzaron los 47 millones de pesos (39 y 31 millones por multas locales respectivamente). El resto de los partidos, PVEM, MC, Nueva Alianza y Encuentro Social recibieron multas, sobre todo por su malas cuentas locales de 21, 18, 9 y 14 millones de pesos respectivamente.
A pesar de que los tres principales partidos recibieron las sanciones más altas, no hay una relación directa entre los montos de financiamiento de 2015 y las multas que se les impusieron por irregularidades en los gastos ejercidos y su comprobación. El PRD que es el partido más sancionado tuvo un financiamiento ordinario de 654 millones, mientras que PRI y PAN recibieron recursos ordinarios por 1,022 y 858 millones respectivamente. Tal parece que los partidos de izquierda con más tiempo en la escena política como PRD y PT, o el de más reciente registro como Morena son los que tienen las mayores dificultades para presentar adecuadamente sus cuentas. El PT recibió 281 millones de financiamiento ordinario y habrá de pagar 47.5 millones de multas (una quinta parte de sus recursos). Por su lado, Morena que recibió un financiamiento público ordinario de 78 millones, fue sancionado por el equivalente al 61% de sus recursos ordinarios.
El balance de esta fiscalización centralizada es positivo porque somete a los partidos políticos a mayores niveles de exigencia respecto de los cuantiosos recursos que reciben de nuestro maltrecho erario.
Académica de la UNAM.
peschardjacqueline@gmail.com