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Menos de 24 horas después de que se publicitara la firma de un acuerdo entre López Obrador y la CNTE en Oaxaca, Rubén Núñez, el líder de la Coordinadora, lo desmintió abiertamente, argumentando que dicha organización gremial no tiene compromisos con Morena, ni con partidos políticos.
No es nuevo este desaire hacia AMLO de parte del dirigente de la disidencia magisterial, que se ha caracterizado por defender, incluso con violencia, sus privilegios y espacios de poder en contra de la reforma educativa, pretensión que siempre ha respaldado López Obrador. En julio de 2015, Núñez rechazó la oferta de Morena para presentar un candidato común a la gubernatura de Oaxaca este 2016. Morena quería obtener el respaldo electoral de la CNTE a cambio de la promesa de que una vez en el gobierno se echaría abajo la reforma educativa.
Sin embargo, el lunes pasado, efectivamente ocurrió la firma de un convenio Acuerdo para fortalecer la educación pública en Oaxaca, entre miembros de la CNTE y AMLO, en el marco de la gira electoral para respaldar el registro de Salomón Jara como candidato de su partido al gobierno del estado. En el acuerdo político para la promoción del voto a favor de Jara estuvo presente Azael Santiago Chepi, ex dirigente de la CNTE y actual coordinador distrital de Morena en Oaxaca.
Después del desmentido de Núñez, López Obrador se replegó, afirmando que busca un acuerdo nacional en contra de la reforma educativa, pero que lo hará con los maestros y disidentes, no con sindicatos u organización alguna. No obstante, entre sus objetivos está que la CNTE recupere el control sobre el Instituto de Educación Pública de Oaxaca.
El desaire de Rubén Núñez hacia AMLO plantea varias interrogantes. Ahora que la reforma educativa ha tomado un nuevo impulso y que están empezando a cumplirse los términos de la misma, la CNTE ha perdido capacidad de chantaje, en este contexto: 1) ¿Se estará gestando una división dentro de la sección sindical, o es simplemente una maniobra propagandística de Morena?; 2) ¿espera la CNTE que el cambio de gobierno en Oaxaca le ofrezca nuevos terrenos de negociación y, por ello, adopta un perfil bajo?
La coyuntura electoral del estado muestra una importante fragmentación de los grupos de izquierda, pues mientras que el PRD va en alianza con el PAN, el PT, Morena y tres partidos locales, Renovación Social (PRS) y Unidad Popular (PUP) y Social Demócrata (PSD), apoyan a candidatos a gobernador propios, además de que Movimiento Ciudadano no presentó candidato y está registrado un candidato independiente. Lo que parece evidente es que existe una incapacidad de los grupos y dirigentes para sumar fuerzas y armar alianzas aceptables y Morena, en tanto partido nacional, debería aspirar a articular al resto de los movimientos políticos, pero claramente no está en eso. Sin duda, esta dispersión partidaria favorece a Alejandro Murat, candidato de la coalición Juntos hacemos más, que agrupa al PRI-PVEM, Panal y que el Partido Encuentro Social va en candidatura común.
El rechazo a AMLO presenta a Núñez como un celoso guardián de la autonomía sindical, desvinculada de los partidos. Está claro que en sus afanes por mantenerse como poder fáctico, prefiere las negociaciones informales, en las que se manejan discrecionalmente los compromisos y seguramente quiere esperar a que las urnas resuelvan quién es el próximo gobernador.
Para López Obrador, el desaire de la CNTE no parece hacerle mella, de la misma manera que no lo hace la cancelación de los spots en los que hace abiertamente campaña para el 2018, quizá porque lo reafirma como víctima de la “mafia del poder”. Si la prohibición está en la transmisión en radio y televisión, ya está volcado sobre la difusión en redes sociales que no están reguladas y que pueden erigirse en el próximo botín de los aspirantes adelantados a 2018.
Académica de la UNAM
peschardjacqueline@gmail.com