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En la estratégica relación México-Estados Unidos muchos temas han sido contaminados debido a los desplantes, en campaña y en el cargo, del presidente Donald Trump.
Desde sus declaraciones discriminatorias y ofensivas hacia los mexicanos hasta acciones como el amago con renegociar en su provecho o de plano cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sin olvidar el tristemente célebre muro, la administración federal del vecino país ha enviado señales negativas para el nuestro.
Ha sido en el tema migratorio donde el gobierno estadounidense muestra mayor tendencia a lastimar los intereses de los ciudadanos mexicanos, pues aunque se ha hablado de cuestiones de seguridad (sacar de Estados Unidos a los “bad hombres”) y de equilibrio laboral, la discriminación no deja de asomar, incluso dividiendo a la opinión pública de ese país, que ha entendido los beneficios de la convivencia e integración entre ambas sociedades.
Si bien durante la administración de Barack Obama se promovieron importantes medidas como la Acción Diferida para los llegados en la Infancia de 2012 (DACA), con la que millones de jóvenes y adultos indocumentados tenían derecho a permanecer en EU y a obtener un empleo, el gobierno de Donald Trump no está respetando estas medidas.
En últimas fechas, ha habido un número importante de deportaciones, incluyendo a indocumentados que se encontraban protegidos por el DACA y que ya tienen empleos formales en EU o que incluso son generadores de empleo con sus negocios.
Particularmente preocupante es el caso de los dreamers, pues aunque el gobierno mexicano ha implementado reformas en materia educativa para atenderles en caso de ser deportados, lo cierto es que los intereses de esos mexicanos es seguir en las instituciones en las que cursan sus estudios. Por algo están ahí.
Aunque se ha reforzado el apoyo a los consulados mexicanos en EU, es necesario que nuestro gobierno tenga un acercamiento frontal con los mexicanos indocumentados y con los dreamers, para conocer cuáles son sus necesidades y las acciones específicas que se pueden realizar para apoyarlos.
Esta semana estaré en Nueva York y en Boston, dos ciudades que concentran una gran cantidad de paisanos. Ahí me reuniré con estudiantes mexicanos en la Universidad de Nueva York y la Universidad de Harvard, para intercambiar opiniones sobre el desarrollo de nuestro país, pero sobre todo para conocer cuál es la visión que tienen de los problemas de México y evaluar posibles soluciones.
Estoy convencida que uniendo esfuerzos siempre llegaremos a mejores resultados; está comprobado que cuando los mexicanos sumamos talento y dedicación nuestro país encuentra mejores caminos de desarrollo.
Diputada federal del PRI con licencia