El mes pasado se destapó que la ex directora de la gendarmería chilena, la fuerza penitenciaria del país, estaba recibiendo una jubilación de alrededor de 8 mil dólares al mes.

A pesar de que el abuso se dio dentro de un sistema de reparto a la antigua que beneficia a una minoría de chilenos y que la beneficiada en este caso fue militante socialista y ex esposa del presidente de la Cámara de Diputados (y también socialista), se usó el caso para atacar al sistema privado al que casi todos los trabajadores chilenos están afiliados. La izquierda declaró que las cuentas privadas manejadas por las administradoras de fondos de pensiones (AFP) otorgan jubilaciones bajas, lo cual indignó a muchos chilenos al ver que las AFP no pagan el nivel de pensión que vieron en el publicitado caso.

Lo impresionante es que la campaña en contra del sistema privado de pensiones se apoya en mentiras, falsedades y distorsiones. El caso chileno importa porque es el modelo que ha inspirado a reformas en docenas de países alrededor del mundo, desde Suecia a Hong Kong y desde el Perú a Polonia. Es importante contraponer los hechos a las críticas mal fundadas.

Se dice en Chile que el promedio de las pensiones que proveen las AFP es alrededor de 340 dólares, lo cual no es mejor que el sistema de reparto. Pero como ha mostrado el instituto Libertad y Desarrollo (LyD), eso es comparar peras con manzanas. Para calcular la cifra de las AFP se toma en cuenta a todos los afiliados. El cálculo correspondiente al sistema público, sin embargo, solo toma en cuenta las pensiones de quienes han cotizado un mínimo de 10 a 15 años, cosa que deja de lado a la mitad de los cotizantes. Además, la pensión bajo el sistema privado se obtiene con 10% de cotización mientras que en el público es 20%. Al corregir estas distorsiones, se encuentra que las AFP otorgan pensiones con un valor tres veces superior a las del sistema de reparto.

Para evaluar el sistema privado, se tiene que tomar en cuenta su desempeño respecto a quienes han cotizado de manera regular. Según datos de la AFP Habitat, la pensión promedio de quienes han cotizado más de 30 años es de casi mil dólares para hombres y más de 500 para las mujeres.

Siempre se puede mejorar el sistema de las AFP, pero la realidad es que ha sido extremadamente exitoso. Las cuentas privadas han producido durante 35 años una rentabilidad promedio de 8% anual y la jubilación ya no representa un fardo para el fisco. Los ahorros provisionales han alcanzado 168 mil millones de dólares, del 70% del PIB, lo cual ha impulsado el alto crecimiento económico y la inversión doméstica, convirtiendo a Chile en un país casi desarrollado.

Como dice José Piñera, el arquitecto del sistema privado, retornar a un sistema de reparto sería expropiar a 10 millones de chilenos al peor estilo kirchnerista. Si Chile va en esa dirección, sabremos que no habrá sido una decisión basada en los méritos.

Director del Centro para la Libertad y Prosperidad Global del Cato Institute

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