Montaigne dijo, no sin desencanto, que “el bien público requiere que se traicione, se mienta, se asesine”, este razonamiento de Estado descrito por el francés ha sido puesto en práctica desde que existen gobernantes y gobernados, claro, entre más totalitario es el Estado más radicales se vuelven las palabras del ensayista. Las agencias de espionaje, antes y ahora, han hecho gran parte de ese trabajo sucio en pos del “bien público”; traicionar y mentir se ha vuelto una práctica legal, “ni siquiera las leyes de la justicia pueden subsistir sin alguna mezcla de injusticia”, para citar de nuevo a Montaigne. En esta delgada línea moral se han instalado reciente y abiertamente algunas empresas de espionaje “ético”, que no tiene otro interés que el bien público —y las ganancias económicas que de ello se generen, claro—.
Pero no ha habido, ni antes en la clandestinidad ni hoy a plena luz del día, una agencia, estatal o privada, que pase inmaculada a los anales de la historia. La más reciente, la polémica Hacking Team, firma que presumía actuar con elevados estándares de decencia y que, decía, sólo proveía software espía a gobiernos honestos que usaban sus programas informáticos para combatir al crimen, fueron hackeados —hacker que hackea a hacker…—, parece que en la ecuación del espionaje sigue aplicando la variable de la clandestinidad para tener éxito, y la gente de Hacking Team se promocionaba como si vendieran dulces en la feria. En consecuencia, más de 400 Gigabytes, hasta ahora, han sido filtrados en los portales de descarga de torrents y las redes sociales, 400 Gigas que han puesto en jaque —con jota— a, por lo menos una veintena de países clientes de la empresa italiana, no todos de muy buena reputación. Audios, correos, código fuente y nombres y más nombres de los clientes y víctimas del Hacking Team filtrados muestran que la firma ha trabajado para todo el que pueda pagar; incluidos Etiopía, Sudan y Barhein, gobiernos que suelen estar al fondo de las listas de ética y respeto a los derechos fundamentales. Lo que sorprende, e interesa a los connacionales, es que según algunas fuentes de noticias el principal cliente de Hacking Team, en años recientes, ha sido México, con más de 100 millones de pesos invertidos en software espía capaz de vulnerar cualquier sistema operativo, de escritorio o móvil, sin importar qué tipo de seguridad tengan implementada. Los documentos filtrados no sólo apuntan al gobierno federal sino también a algunas procuradurías y gobiernos estatales, y a alguna que otra empresa. El problema de la delincuencia en este país es enorme, del tamaño del sapo, la pedrada, pero no sabemos todavía —y quizá no lo sabremos por medios oficiales— si la piedrota de 100 millones ha dado en algún blanco por el “bien público” o si se ha estado utilizando, como suele pasar, para la guerra sucia entre políticos y empresarios. Traición, mentira y asesinato por motivos menos virtuosos.
@Lacevos