Ante la nueva realidad de las redes sociales donde afortunadamente todos tenemos acceso a decir nuestras opiniones, nos encontramos con una “explosión” de puntos de vista, aseveraciones (muchas sin sustento), interpretaciones, etc. Este ejercicio, que sin duda es necesario como sociedad, nos obliga también a hablar de las cosas buenas que se han hecho y en México tenemos muchas, así que escribiré sobre las cosas importantes que han hecho nuestros presidentes.
En este caso, y por ser su quinto aniversario luctuoso, iniciaré con don Miguel de la Madrid Hurtado, un presidente que contribuyó con su esfuerzo y dedicación al México de hoy y con el que además tuve el privilegio de conocerlo y trabajar para su gobierno.
Don Miguel de la Madrid fue un servidor público que se distinguió por modernizar los pilares institucionales heredados de la Revolución Mexicana. Perteneció a una generación de personas de clase media que pudieron estudiar en alguna de las universidades más prestigiadas del mundo. Abogado por la UNAM y con maestría en Harvard, comenzó a trabajar en la administración pública en la SHCP.
En 1979, gracias a su especialización en finanzas públicas, y por su cercanía con el entonces presidente López Portillo (había trabajado bajo sus órdenes en la SHCP) fue nombrado secretario de Programación y Presupuesto. Aquí comenzó su trabajo en la modernización institucional apoyando al presidente José López Portillo, quien promovió desde el inicio de su administración una reforma administrativa y la creación de un Plan Global de Desarrollo, antesala de los Planes Nacionales de Desarrollo, ejes rectores del trabajo del gobierno federal hasta nuestros días.
El PGD tenía líneas de acción claras promoviendo la apertura del sistema político para que partidos de oposición pudieran acceder a puestos de gobierno y en 1983 inician los triunfos de la oposición; en lo económico inició una reorganización administrativa, el combate a la corrupción y un saneamiento de las finanzas públicas; en lo social agrupó programas para combatir la pobreza.
Poco antes de comenzar las campañas para la elección presidencial, el país se encontró envuelto en una crisis económica mundial ocasionada por la caída de los precios internacionales del petróleo. Como presidente siguió el proceso de cambio político, económico y social enfocándose en combatir la corrupción, disminuir la dependencia de la deuda externa y generar condiciones necesarias para crear empleo y crecimiento.
Durante su administración, el escenario mundial cambió drásticamente. Por un lado, se abrían los mercados globales promoviendo que México formara parte del GATT, antecesor de la OMC, que establecía reglas para el comercio mundial, el empleo y el reconocimiento de que el comercio era parte importante en el desarrollo de las naciones y hoy es pilar de las relaciones internacionales. Por el otro, México se volvió el promotor y un actor relevante en el Grupo de Contadora que buscaba una solución pacífica a los conflictos armados en Centroamérica.
No podemos olvidar que, durante su mandato, la Ciudad de México sufrió una de sus más grandes tragedias: el terremoto de 1985. Con ella entendimos, gobierno y sociedad, la necesidad de generar planes y programas de protección civil porque no somos ajenos a los fenómenos naturales, y no estábamos preparados para este tipo de acontecimiento.
Como todo Presidente de la República, tuvo que tomar decisiones importantes que eran necesarias para el futuro de nuestro país. Aun hoy, muchas personas crean juicios sin fundamento sobre los personajes y la trascendencia de las decisiones tomadas. Todo esto importa porque vivimos en un país en donde ninguna autoridad limita nuestra libertad de expresión a diferencia de otras naciones latinoamericanas donde eso no es posible. Recordemos con respeto a los presidentes que sentaron las bases institucionales del México actual.
Coordinador general de Puertos
y Marina Mercante.