Hace 30 años, no se conocía el internet, las redes sociales, los teléfonos celulares o las ipads. Hace 10 años no existía Uber, Airbnb o Waze.

Hoy, es común leer sobre nuevos productos que van a cambiar nuestras vidas en los próximos años, pero Kevin Kelly nos invita en su libro The Inevitable a conocer 12 tendencias que van a modificar el mundo como nadie lo puede imaginar.

Kevin afirma que más que productos nuevos, el flujo de un cambio permanente significa que nada va a estar finiquitado por siempre. Ese va a ser el eje del mundo moderno.

La clave está en que lo que va a cambiar son los procesos y éstos importan más que los productos. Hace 200 años, dice Kelly, lo que se inventó no fue un producto específico, sino el método científico mismo. Y ha sido ese proceso metódico de construcción del cambio lo que ha guiado el desarrollo con mucho más impacto que producto alguno. En nuestra nueva era, los procesos triunfan sobre los productos.

Nos estamos alejando de un mundo de sustantivos fijos a uno de verbos fluidos. ¿A qué se refiere? A que el concepto que hoy tenemos de “automóvil” va a dejar de ser lo importante para dar paso a “servicio de transporte” y habrá muchas formas de conseguir ese servicio de manera más cómoda, barata y segura, como un automóvil tipo Uber, pero totalmente automático, sin chofer y siempre a la mano, que nos evitará problemas de propiedad, estacionamiento, cargar gasolina, choques, etc.

En este ejemplo, lo importante no es que habrá mejores automóviles en el futuro, sino que además de ello, se dispondrá de un mucho mejor servicio de transporte.

Otro ejemplo es que más que la “propiedad” importará la “accesibilidad”. ¿Para qué quiero poseer un CD si puedo acceder a toda la música desde múltiples dispositivos?

La tendencia de producir más barato y mejor en plantas centralizadas y la producción basada en copias en impresoras de tercera dimensión, cuya información fluirá por el mundo digital, hará que las fronteras nacionales se desdibujen. La tecnología que permite el trabajo en redes digitales no tiene fronteras.

El cambio será tan rápido que volverá obsoletas las legislaciones, la organización laboral, social y política, la cultura, el comercio actual, al grado que no todas las transformaciones serán bienvenidas, como Uber no lo fue para el gremio de taxistas. Ocupaciones enteras desaparecerán, nuevas emergerán, causando tensiones sociales por celos e inequidad. ¿Qué sucederá con los valores? ¿Cómo educar cuando los niños tendrán acceso a toda la información escrita y en imágenes? ¿El concepto de nación y de democracia representativa también se sacudirá?

El primer impulso ante el cambio que representan las tecnologías extremas es reaccionar y tratar de entorpecerlo, advierte Kelly. Pero, tratar de detener lo inevitable generalmente provoca que salga el tiro por la culata.

Cualquier regulación, afirma, debe ser sobre efectos de servicios concretos y no sobre la tendencia de descentralizar servicios, por ejemplo.

El cambio es inevitable. Preparémonos a navegarlo, antes que oponernos parados ante su fuerza, que nos barrería.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.

@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx

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