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Los momentos de grandes dificultades sirven para medir a las personas. El magnate radical Donald Trump, se vio en aprietos desde distintos flancos durante el segundo debate entre los precandidatos republicanos. Organizado por CNN y con una audiencia de 23 millones de televidentes, durante tres horas, los precandidatos republicanos le tomaron la medida a Trump, lo obligaron a retroceder, o simplemente a callar. Tuvo para responder por las ofensas y desatinos lanzados en su campaña. Uno tras otro de los precandidatos lo fueron acorralando por sus ofensas y bravuconadas. ¿Hubo un guión? Probablemente no, pero el hecho es que todos lo fueron enfrentando. Y como suele suceder, prevaleció el espectáculo sobre las ideas o propuestas políticas.
Sin duda la noche del debate del miércoles fue la más difícil para Trump. La única mujer precandidata, Carly Fiorina, le sacó el tapete al magnate durante el debate. Donald Trump había dicho en una entrevista con la revista Rolling Stones al referirse a Fiorina: “Miren esa cara. ¿Votaría alguien por eso; ¿Se imaginan eso como la cara de nuestro próximo presidente?” Fiorina tuvo una oportunidad única: responder a Trump en el programa de CNN con 23 millones de espectadores. Al ser interrogada sobre las declaraciones del magnate su respuesta fue simple: “Creo que todas las mujeres de este país oyeron claramente lo que dijo Donald Trump”. El aplauso en la sala estalló. El empresario trató de enmendar su dicho afirmando que “tiene una cara muy bella y es una mujer muy bella.” Quiso así dar una salida, demasiado tarde. Había perdido la partida frente a Carly Fiorina.
Trump ha insultado a los inmigrantes, a las mujeres y a la inteligencia del electorado estadounidense, sin que nada pareciera detener su ascenso. Pero ahora resbaló. Tuvo que explicar cómo deportaría a 11 millones de indocumentados y no pudo hacerlo, cuando el gobernador Chris Christie puso sobre la mesa datos que mostraron que ese planteamiento es un absurdo y una locura imposible de llevar adelante. Jeb Bush le exigió disculparse con su esposa mexicana por los insultos a los mexicanos. El tema de la inmigración es, sin duda, el más amargo y difícil en que Trump involucró a la campaña republicana. Una cosa estará a prueba en las elecciones de noviembre de 2016: se ha dicho que en EU ningún candidato a la presidencia podrá ganar sin el voto latino. Aún falta mucho y lo primero que habrá que ver es si el multimillonario ganaría la candidatura republicana.
Trump retrocedió por tantos insultos lanzados pero no lo hizo en otros dos temas en los que los republicanos están mayoritariamente en desacuerdo: ha propuesto subir los impuestos a los ricos y no intervenir militarmente en Medio Oriente. Carly Fiorina reviró al magnate en otro asunto: Trump se ha declarado en quiebra cuatro veces para aprovecharse de las leyes que permiten refinanciar deudas gigantescas. ¿Es eso lo que piensa hacer con la deuda de EU? le preguntó la precandidata. Trump quedó desconcertado.
En otro momento, Bush se burló de Trump cuando el conductor les pidió a ambos dieran un nombre clave para el Servicio Secreto de EU. Bush dijo “Ever Ready” (siempre listo) y Trump dijo “Humilde”, a la carcajada de Bush siguió un apretón de manos.
Pocos resultados: Fiorina le dio algunos golpes fuertes a Trump. Jeb Bush reivindicó su lugar en la contienda frente al multimillonario, lo atacaron casi todos los precandidatos participantes. Y bueno, hubo un poco de todo. El espectáculo televisivo triunfó y fue uno de los más exitosos de los últimos tiempos, aunque no superó la audiencia del primer debate organizado por Fox, que reunió a 25 millones de televidentes. Pero, claro, la inmensa mayoría no votará para definir al candidato de los republicanos. Pero eso sí, los aspirantes políticos hicieron un buen show. Ganó el espectáculo, perdió la política, otra vez.
Periodista y analista internacional