Un golpe militar preventivo contra Corea del Norte puede ser necesario si la amenaza de su programa de armas nucleares alcanza el nivel que “requiere acción”, así habló el secretario de Estado de EU, Rex Tillerson, durante su viaje a Japón y Corea del Sur, países que se sienten amenazados por las crecientes pruebas nucleares de Corea del Norte, que muestra su poder militar-nuclear. La última etapa del viaje de Tillerson será China, donde ejercerá presión para que influya de manera determinante sobre Corea del Norte para que cancele su desarrollo de armas nucleares. La amenaza es clara, el cambio de política también. La visita a los tres países por parte del secretario de Estado tiene como objetivo intercambiar puntos de vista sobre nuevas políticas frente a Corea del Norte.

La relación de China, la última parada en el viaje de Tillerson, con Estados Unidos atraviesa por la mayor crisis desde la década de los setenta del siglo pasado. El mundo no tiene confianza en las políticas del país más poderoso del planeta implementadas por Trump, que ha dicho buscará un nuevo y mayor desarrollo del armamento nuclear de Estados Unidos. ¿Relanzar la carrera nuclear para hacer “America great again”? La crisis con Corea del Norte tiene lugar en una situación muy volátil y riesgosa en la región.

Esperemos que Tillerson se haga cargo de ello, cuando afirma que la política de paciencia estratégica llegó a su fin, que se explora una nueva gama de medidas diplomáticas y de seguridad, que el desarrollo de tecnología y misiles de Corea del Norte puede representar una verdadera amenaza, que todas las opciones estarían sobre la mesa ya que Pyongyang se mueve hacia una capacidad nuclear que puede amenazar a Estados Unidos, que en 20 años no se ha logrado desnuclearizar a Norcorea.

Al referirse a China, Tillerson consideró que no se ha alcanzado el máximo nivel de acción que puede ser tomado bajo el Consejo de Seguridad de la ONU, “con amplia participación de todos los países”. China sigue siendo el único aliado de Pyongyang y Estados Unidos considera que podría ejercer una mayor presión. Pero, ¿en verdad sería posible que las sanciones obliguen a Corea del Norte a abandonar el desarrollo de armas nucleares?

Cuando en 2001 Estados Unidos decidió invadir Irak con el argumento de que era un peligro porque había tenido acceso a material nuclear y podría construir armas nucleares, se probó lo contrario por la comisión investigadora encabezada por Hans Blix y por la Agencia Internacional de Energía Atómica. Se sabía entonces que Corea del Norte representaba un peligro creciente al haber cesado su pertenencia al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, y al no permitir las inspecciones sobre su territorio. La verdadera amenaza nuclear estaba entonces, y continúa estando, en Corea del Norte, no en Irak, ni tampoco en Irán, donde nunca se probó que hubiera desarrollo de armas nucleares. Bajo el gobierno de Kim-Jong-Un Corea del Norte aceleró el desarrollo de armas nucleares, lo declaró abiertamente ante el mundo, probó el lanzamiento de misiles en los últimos años, cada vez más de mayor alcance.

La política de Obama hacia Corea del Norte buscó usar las sanciones multilaterales, presiones e incentivos con Pyongyang. No fueron exitosos. Pero el extremo militar es el mayor peligro para Asia y para el mundo. La última jornada del viaje de Tillerson es China, la más difícil y mayormente decisiva. La política de Trump pesa negativamente; el nuevo secretario de Estado probará habilidades diplomáticas. ¿Con qué rumbo? La opción armada y nuclear no es salida, sino camino al infierno.

Periodista y analista internacional

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