Más Información
Un niño del Edomex y una niña de Chiapas son los primeros bebés del 2025; Enrique y Kenia nacen en el IMSS
Fortalecen facultades de la SSC bajo el mando de García Harfuch; publican en el DOF decreto en materia de seguridad
Noroña estalla contra sus "haters" en mensaje de fin de año; "lo único que saben destilar es odio, están jodidos"
Los Papeles de Panamá ponen en claro que sin la labor del periodismo, la lucha contra la corrupción sería mucho más débil de lo que ya es en el mundo. Ahí donde fracasan consistentemente las instituciones y las leyes, el periodismo llena parte del vacío. De no ser por el trabajo del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación sobre las empresas fantasma establecidas en Panamá y algunas islas del Caribe, poco o nada sabríamos de este sofisticado esquema de ocultamiento de fortunas a nivel global.
Lamentablemente, los descubrimientos de estas investigaciones no suelen tener consecuencias jurídicas. Por más evidencias que se presenten en reportajes profesionales, objetivos y bien integrados, el andamiaje legal, prácticas anticuadas y complicidades de grandes intereses financieros, impiden que se logre la restitución de activos de procedencia dudosa o en cargos penales contra quienes cometen fraudes.
El trabajo periodístico los exhibe, los avergüenza y en ocasiones los obliga a reaccionar y a dar explicaciones. Pone en tela de juicio la honorabilidad y el prestigio de políticos, empresarios, celebridades y deportistas. Sin embargo, la denuncia mediática no es aceptada en las cortes como parte de la evidencia para imponer alguna pena a los sospechosos. Esto deja un doble vacío: además de que no generan consecuencias jurídicas, dejan la sensación en la opinión pública de que estos personajes se han salido con la suya y se burlan de la sociedad en la que operan y donde obtienen sus ganancias.
En Islandia, la gente se enteró de que su primer ministro era uno de esos que había creado una empresa fantasma en Panamá y en dos días ya estaba presentando su renuncia. Este sería el tipo de consecuencias en que debería terminar un trabajo periodístico de este nivel. Sin embargo, lo más probable es que Islandia sea la excepción y no la regla. Pensar en que Valdimir Putin pueda correr un destino semejante es ilusorio. A pesar de que las empresas panameñas están a nombre de un amigo de él que toca el violonchelo y que, a partir de tocar un instrumento tan aparentemente lucrativo logró depositar 2 mil millones de dólares, el líder ruso no será investigado bajo el argumento de que se trata de una conspiración internacional.
Es por demás curioso observar que ninguno de los personajes identificados con la apertura de empresas en Panamá se toma la molestia de explicar para qué las abrieron o de qué forma servían a sus negocios. Ni Messi, ni Hinojosa, ni el Rey de Arabia Saudita han explicado los fines que perseguían al registrar una empresa en Panamá. Prácticamente todos se han limitado a señalar que se trata de un procedimiento legal y hasta ahí las cosas. Hasta ahora, ningún presidente, empresario o deportista ha salido a explicar en qué manera beneficia a sus países, a sus negocios o a su desempeño en la cancha, contar con empresas en un país con el que no tienen conexión alguna.
Quizá nadie explica nada porque saben que la pregunta inmediata sería la de conocer cómo fue que amasaron las fortunas que depositan en esas obscuras empresas. No queda más que confiar en que los periodistas sigan indagando, exhibiendo estos extraños negocios y que la presión mediática derive en una revisión de estos resquicios legales y financieros de tan dudosa legitimidad.
Internacionalista