Las burbujas son el preludio de la realidad; antes de reventar, el mundo onírico se instaura y todo es posible. Cuando el equipo sale a las canchas en el este de Londres, el Estadio Olímpico enciende las máquinas de pompas de jabón y el pequeño microcosmos entra en un estado de trance. La clase trabajadora inglesa abre los brazos y entona un himno más bien tierno; “para siempre soplaré burbujas, hermosas burbujas en el aire”. El futbol apasiona y transforma a las personas, por unos breves instantes los hooligans se permiten una tierna oda a la infancia; soplan burbujas mientras cantan una canción de cuna.

Los orígenes del club están curtidos en las fábricas de acero del este del Río Támesis. Fundado en 1895 por directivos de las fábricas, el club rápidamente echó raíces entre los trabajadores, obreros y las clases populares del marginado este londinense. Quizás por eso los hinchas del West Ham se permiten unos instantes de un lujo que su cotidianidad rara vez les provee: la fantasía. ¿Qué sería el fútbol sin ilusiones? A veces las sociedades se arropan de lo que más les hace falta; en la India donde el ruido y el caos abundan, se inventó la meditación, en el este de Londres la clase trabajadora construyó un equipo dado a la ilusión. Cuando las burbujas soplan, todo puede pasar.

El West Ham no es un equipo común. Su historia y su arraigo comunitario lo han constituido como uno de los grandes clubes de Inglaterra. Difícil de entender en una época del mercantilismo deportivo; la acumulación de metales preciosos no es el único factor para definir la grandeza. En lo deportivo sus éxitos son escasos, pero en lo político, lo social y lo simbólico, el West Ham es uno de los más importantes del Reino Unido. Para la comentocracia deportiva de México y los hinchas casuales de la liga inglesa es difícil entender la grandeza de un club como el West Ham. Los números, las estadísticas y las páginas de Wikipedia no explican el contexto del club. Para el fan globalizado un partido entre el Chelsea y el West Ham es un tedioso trámite para el equipo azul, pero no habrá hincha londinense del Chelsea o el Tottenham que no prefiera ganarle al West Ham que al Milán.

La filosofía del club está arraigada en dos conceptos que su historia ha ido desarrollando: “The West Ham way” y “La Academia del Futbol.” El primero deja muy en claro las prioridades del equipo; al futbol no se viene a ganar, se viene a hacer arte. Para los hinchas del equipo, la estética y el esfuerzo se sobreponen al resultado. Si el West Ham gana y no convence, el equipo es abucheado, si el West Ham pierde con elegancia y garra, el equipo es vitoreado; la gloria sin arte no tiene sentido. El segundo tiene que ver con su arraigo local; el West Ham ha producido a una gran cantidad de jugadores en sus fuerzas básicas; es raro ver al equipo salir a la cancha sin un niño del barrio reconvertido en héroe. Si alguna vez Bobby Moore capitaneó al equipo, desde hace 13 años Mark Noble defiende los colores de su infancia.

Javier Hernández tampoco es un jugador común. Sus cualidades futbolísticas lo han llevado a la élite del futbol mundial. Pero dentro de todas sus virtudes futbolisticas, es su mentalidad lo que más destaca. Chicharito vive del amor al juego; desde el terreno de juego se le nota un tipo afable, con un espíritu sediento de triunfo pero no falto de humildad. En ese sentido, su mayor virtud es su resiliencia; donde muchos claudican, Chicharito ve la oportunidad de un gol. West Ham es el equipo perfecto para un jugador así; carismático, arraigado, humilde y luchador. Los aficionados así lo entienden y han recibido la noticia con el mayor estruendo.

Cuando tenía seis años mi familia se mudó a Londres; ante la incertidumbre y miedo de lo desconocido mi papá me regaló un juguete que sirviera como conexión entre mi viejo mundo y el que estaba por llegar: un camioncito de dos pisos con un letrero en el frente: West Ham. Quedé condenado al azul cielo y el vino tinto; no importa a dónde avanzara el camión, su destino siempre sería West Ham. Lo que si nunca sospeché es que a bordo iba también el Chicharito. Las burbujas son el preludio de la realidad; cuando se instalan en el mundo todo se vuelve posible. Esa es la nueva casa del Chicharito; el lugar donde nadie quiere reventar las burbujas. ¡Bienvenido!

Analista político. @emiliolezama

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses