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En su columna Perdieron la Condesa el periodista Héctor de Mauleón concluye que todo indica que a Miguel Ángel Mancera y a Ricardo Monreal ya “se les fue” dicha colonia. La frase parece generosa, la colonia Condesa es sólo una víctima más de una administración que si bien siempre fue laxa, en los últimos tiempos se ha vuelto inoperante. El tema de fondo no sólo es la incapacidad de los gobernantes, sino su falta de interés. La Ciudad de México se ha vuelto el escenario de una batalla política sin precedentes en esta urbe; Morena y PRD buscan asegurarse la Ciudad para 2018. Su batalla es frontal, pero completamente frívola: es tanto su interés político y tan evidente su desinterés social que han atrapado a la sociedad en una especie de fuego cruzado.
Como consecuencia, la Ciudad de México vive momentos de oprobio: el crimen ha vuelto a las calles y la angustia a las sobremesas. Pero mientras que los restauranteros pagan derecho de piso, los extranjeros son secuestrados y los periodistas amenazados, para los políticos el tema parece tener fines lúdicos o electorales. Ninguna muestra de ello es mejor que sus respuestas ante los cuestionamientos. “Pues aquí lo ves, yo creo que estamos acá conviviendo muchos” contestó el jefe de Gobierno tras ser increpado sobre el asesinato de María Villar Galaz. Hace seis años, tras hechos violentos en Coyoacán, el entonces jefe de Gobierno Marcelo Ebrard declaró “no se la van acabar”. Lo que sí acabó fueron esos tiempos; la contundencia de antes se ha convertido en la mezquindad del ahora.
El espectáculo es lamentable; desde cada rincón de las trincheras partidistas los políticos pelean en un cosmos que sólo existe para ellos y por ellos. En dos años saldrán por nuestros votos, hasta entonces su mundo es endogámico. “Eso no es del gobierno de la Ciudad”, fue la respuesta que dio Miguel Ángel Mancera al ser cuestionado sobre la inseguridad en la Condesa. “Yo tengo planes, el problema es que la asamblea de la que yo dependo no me da recursos”, contestó Ricardo Monreal cuando fue increpado sobre el mismo tema. En el caso de Monreal su falta de presupuesto parece incluso sensata y entendible si juzgamos que Patricia Mercado ha confesado que el jefe delegacional no asiste a las reuniones de seguridad; o peor aún si lo juzgamos por sus propias declaraciones, en las que afirma que en su entendimiento, el crimen organizado no existe en su delegación. “Yo diría que no existe esa manifestación”.
Ricardo Monreal y Miguel Ángel Mancera han hecho algo peor que perder la Condesa, han perdido el último bastión de esperanza gubernamental que había en México: la capital. Durante los últimos años la Ciudad había vivido un estado de excepción; frente al cataclismo nacional, la Ciudad se había erigido como un ejemplo de progreso; mientras que el país nos volvía víctimas, la Ciudad nos convirtió en ciudadanos. Aquella Ciudad tenía rumbo claro; una Ciudad progresista y cosmopolita, con grandes retos, pero también grandes proyectos de solución. En el contexto actual, la Ciudad se sumerge en las nimiedades políticas de unos cuantos; las tribus y los grupos se destruyen, la seguridad se resquebraja y en lugar de asumir responsabilidades, las culpas se reparten.
La política en la Ciudad se transforma en una combinación de frivolidad y cinismo. Desde hace unos meses unos letreros sospechosos agradecen las bondades de Ricardo Monreal para repavimentar la colonia Juárez. La “generosidad” con la que pone pancartas autorreferenciales parece más bien ausente en el ejercicio de sus funciones. El jefe delegacional declaró que le parece “una situación absurda e injusta que (se le) quiera cargarle el problema de la seguridad pública al delegado”. A pesar de ello, su primer compromiso de campaña fue el de “mayor seguridad”; ¿desconocía las facultades de su cargo o simplemente no le ha interesado ejercerlas? El jefe delegacional podrá inventar vecinos para que lo feliciten en pancartas, el jefe de Gobierno podrá decir que los asuntos de seguridad no les compete, el hecho es que han logrado algo inaudito. La Ciudad que todos habíamos ganado, la perdieron unos cuantos.
Analista político.
@emiliolezama