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Diarios. 1945-1985
Título: Diarios. 1945-1985
Autor: Salvador Elizondo / prólogo y selección de Paulina Lavista
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Salvador Elizondo es uno de los personajes más enigmáticos de la cultura mexicana; comenzó pintando, dirigió una cinta ahora inaccesible, ensayó diversos géneros literarios, pero sobre todo, como quería Borges, su mayor pasión era la lectura.
Al margen de sus novelas herméticas, extremas, de sus relatos que se cuentan entre los más eróticos y misteriosos, y sus ensayos cultísimos, como personaje era temible; se cuentan anécdotas que lo retratan como cruel, provocador, a quien le gustaba poner en aprietos a sus admiradoras, que se burlaba de sus alternantes en mesas redondas, que salía victorioso en cualquier enfrentamiento verbal (y a veces pugilístico: fue aficionado practicante del boxeo), lleno de salidas ingeniosas que no están recogidas en casi ningún lado.
Por ello son asombrosos y sorprendentes sus diarios, que aparecen seleccionados por Paulina Lavista, fotógrafa que fue su mujer los últimos 37 años de su vida, y que lo retratan como alguien sensible, inseguro, a ratos dubitativo, las más de las veces con más ganas de no hacer sino leer o contemplar paisajes, o de ver programas de televisión, y sobre todo lleno de cariño y amor por sus hijos, por algunas mujeres, por objetos que nada tienen de extraordinario aunque sí de singulares; titubeante ante sus propias obras, de las que habla apenas y extrañado de la reacción de algunos lectores. Incomodan los párrafos donde confiesa insolvencia económica (él, uno de los escritores más elegantes, al que nunca sorprendieron en posiciones desfachatadas, ni siquiera bailando a go-go con Bárbara Angelli), o donde deja escapar desgano por ciertas tareas. O en donde muestra orgullo por sus cátedras, o los cursos en El Colegio Nacional, con impresiones que debieron enfadar a sus pares de la institución.
No hay demasiadas revelaciones desconocidas; en cambio, se reiteran muchas de sus obsesiones literarias: Joyce, Verlaine, mucha poesía; quienes conocen su Museo poético no se sorprenderán de su admiración por Enrique González Martínez y sus poemas poco conocidos. En cambio algunas de sus aficiones incomodarán a los lectores actuales: no fue nunca políticamente correcto.
La edición, elegante, y las fotografías sobrias y reveladoras. Faltaron notas que aclararan si las citas eran intencionales o malévolas, como en un verso de López Velarde que no se sabe si es errata o chiste. Y cuando se refieren a El Hipogeo Secreto lo escriben en bajas.
Para lectores con imaginación
Título: Varios
Autor: Varios
Editorial: Varias
Ante las desalentadoras cifras del porcentaje de lecturas en el país, es esperanzadora la actitud de los editores que publican literatura infantil. A unos días de la conmemoración del Día del Niño, hay una buena cantidad de títulos recomendables.Aunque ponen atención al diseño e ilustraciones, hay equilibrio con los textos; para empezar con los dedicados a los menores, la colección My First, es un inicio al aprendizaje del inglés y un despliegue de la imaginación para ilustrar y enseñar; uno de los personajes de moda, Peppa Pig, ofrece cuadernos de fácil lectura, con laberintos, diferencias, pistas, juegos de ingenio pero sencillos (para los niños), con estampas para premiar aciertos; no abusan del lenguaje madrileño (Random House).
Adivinanzas con beso para las buenas noches, de Sofia Rhei y Sigrid Martínez, tiene adivinanzas en verso; las ilustraciones sugieren que son para muy pequeños, pero los versos requieren más atención (Santillana); en Los divertimente presenta juegos que estimulan la imaginación; las ilustraciones no concuerdan (Óscar José Chasán y Ruth Salvador; Santillana).
El personaje de Hattie B con su relato El vuelo del hada (Claire Taylor Smith, Alfaguara) busca la complicidad de adolescentes insumisas con amigas sosas; la serie Gol, con dos aventuras: ¡Vacaciones de campeonato! y La gran final (Luigi Gariando; Random House), y con una narrativa pegajosa, cuenta las peripecias de un equipo de adolescentes; enseña que en el deporte lo importante es la competencia y la diversión (debían leerlo, si pueden, los profesionales). Y Flora y Ulises (Kate DiCamillo; Océano) combina elementos del cómic con la literatura para contar una historia divertidísima, verosímil pese a la trama disparatada. Aventura en Roma y La tumba del terror requieren de la participación del lector para resolver enigmas; los mayores nos mareamos (Montena).
Cielo de agua, de Aramís Quintero, es una excelente introducción a la poesía, con fascinantes juegos de palabra; también en verso, Bianca Estela Sánchez cuenta varias historias en La artesana de las nubes, seria pero entretenida. ¿Eres tú?, de Isabel Minhos Martins, ayuda a reafirmar dudas (los tres, FCE).
Para cerrar, un clásico: Hänsel y Gretel, de los hermanos Grimm (ilustraciones para adultos de Beatriz Martín Vidal; Anaya), revive una historia que habla de pobreza y marginación; esta versión tiene final feliz. (Con la asesoría de Nahúm).