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¡Fue el camarero!
Título: Cuentos de los Viudos Negros
Autor: Isaac Asimov
Editorial: Alianza Editorial
Para el grueso de los lectores, Isaac Asimov es el más popular novelista de ciencia ficción; para otros, un historiador que con mucha agilidad nos informa de los viejos imperios, sin el aparato crítico de los especialistas; para los expertos en la primera, Asimov nada tiene que hacer frente a los clásicos Wyndhan, Câpek, Burroughs (más conocido como creador de Tarzán), Campbell, Heinlein, Burgess, Sturgeon y menos frente a Ray Bradbury.
Asimov tiene otra vertiente tan interesante como las otras: los relatos de misterio, o los que plantean enigmas con todos los datos, sin ocultar pistas y que invitan al lector a resolverlos antes de que lo haga el detective; en un muy conocido libro, Estoy en Puertomarte sin Hilda pone esas tramas policiales en un ámbito extraterrestre y toma en cuenta, para solucionar los dilemas o para salvar a su detective, la gravedad, el clima y las condiciones atmosféricas propias de otros cuerpos celestes.
El volumen que nos ocupa sucede en la Tierra; más específicamente en Estados Unidos, y tiene como protagonistas a seis intelectuales, más su mayordomo (o camarero), y en cada relato un invitado que plantea un problema que los protagonistas, sin moverse de su club (más que una vez, a otro espacio cerrado), deben resolver sin violencia, como deben hacer los personajes de Chase, McDonald, y sin discutir con los policías torpes como Poirot, Holmes; enigmas, asesinatos, intrigas que resuelven al estilo de Isidro Parodi (hasta hay un elogio al olvido del pago de impuestos, aunque no al fraude fiscal).
Al tercer relato el lector ya sabe que quien resuelve, como un homenaje a las primeras obras del whudunit?, es el sirviente que no pierde la compostura, que pide permiso para opinar, que es discreto y no juzga: un William Powell en My man Godfrey, Alan Nappier en Batman, o mejor, Luis G. Barreiro en El gendarme desconocido (hasta le copia un parlamento: “el señor me honra con su deferencia”).
No todas las historias son ingeniosas, y los lectores aficionados al género pueden adelantarse con la solución; todas son variadas; es de agradecer que a veces sólo propongan la solución y no nos cuenten el último desenlace, es decir, si atraparon al culpable, si tenía razón el camarero, o si los malos se salieron con la suya (frase de Barreiro). Importa el ingenio.
El libro tiene todas las cualidades de Asimov, y se lee en unas cuantas horas, aunque no de corrido.
La Elección Final
Autor: Gennifer Albin
Editorial: Alfaguara
Luego de regresar al Conventri con Cormac, Adelice necesita ayudar a la Rebelión y volver a la Tierra para salvarla de la destrucción, aunque tenga que comprometerse en matrimonio y poner en riesgo la vida de sus seres queridos; las cosas en Arras están más complicadas y es difícil saber quiénes son aliados y quiénes enemigos. Final inesperado para ser la última entrega de la saga Las tejedoras del destino.
La hermandad
Autor: Marcos Chicot
Editorial: Duomo
Continuación de El asesinato de Pitágoras, que prolonga la trama con el regreso del villano asediando a la hija del filósofo; en un plano paralelo, en este siglo XXI un alter ego del autor descubre cómo aumentar la inteligencia y lo peligrosa que ésta puede ser; no es ágil, como se espera de un best seller; el mal perdura a lo largo de los siglos y los malos son inmortales; la traducción no ayuda.