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Recientemente se publicó el informe La evaluación docente en Chile, cuyos autores son académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile; institución que forma parte del equipo Asesor Técnico Independiente del sistema de evaluación docente chileno. Después de ocho años de implementación de la evaluación docente en el país sudamericano, los autores se propusieron sistematizar y dar a conocer su experiencia en la materia. Sin duda, este informe es de gran relevancia tanto para México, como para los países que pretenden desarrollar sistemas semejantes. En consecuencia, me propongo sintetizar algunos de los elementos claves del informe que, seguramente, servirán para que la sociedad mexicana tenga un punto de vista externo para juzgar la pertinencia, o no, de la evaluación docente que se propone en la reforma educativa.
Desde la óptica chilena, la evaluación del desempeño docente (de aquí en adelante, ED) marcó una frontera importante, a partir del siglo XXI, en las políticas para mejorar el ejercicio de la profesión de los maestros. La ED presenta grandes desafíos conceptuales, técnicos y logísticos para que pueda cumplir con sus propósitos. Por una parte, se requiere diseñar un marco conceptual donde se defina puntualmente lo que se entiende por un buen docente. Por otra parte, es necesario desarrollar una variedad de instrumentos de medición para determinar, de manera válida y confiable, el nivel de desempeño de los profesores, así como lograr que la comunidad educativa perciba dicha evaluación como pertinente, equitativa y justa. Finalmente, es imperativo implementar sistemas informativos para devolver los resultados de la ED de manera oportuna a los docentes, los directivos y el sistema educativo en general.
A continuación, resumo cinco características esenciales del sistema chileno de ED. Primero, busca que la evaluación contribuya al mejoramiento continuo de la profesión, para garantizar que los estudiantes logren aprendizajes de calidad y los docentes reciban información valiosa para su crecimiento pedagógico. La intención de la ED es formativa, ya que representa la mejor oportunidad para que el profesor identifique sus fortalezas y los aspectos en que puede mejorar. Por esta razón, todos los docentes tienen la obligación de evaluarse al menos una vez cada cuatro años.
Segundo, pretende evaluar lo que es inherente a la función docente. Es decir, la calidad de la enseñanza, a partir de los dominios y criterios que se establecen en el Marco para la Buena Enseñanza (marco conceptual chileno), que se comunican clara y anticipadamente al profesor. Se pretende que dicha evaluación considere el contexto social y las condiciones escolares-laborales en que se desenvuelve el docente. La ED no considera los resultados de aprendizaje de los estudiantes ni sus responsabilidades administrativas.
Tercero, la ED se califica en cuatro niveles: Destacada, Competente, Básica e Insatisfactoria. Quienes obtienen los dos primeros niveles tienen acceso prioritario a oportunidades de desarrollo profesional (cursos, seminarios, estancias en el extranjero). Los profesores con el nivel Básico o Insatisfactorio disponen de planes de superación profesional gratuitos destinados a superar sus debilidades. El docente con un resultado Insatisfactorio debe evaluarse un año después. Si en su segunda evaluación no mejora de nivel, deberá dejar un año su función frente a grupo para trabajar en un Plan de Superación Profesional (con el apoyo de un tutor) y realizará una tercera evaluación. En caso de mantener el nivel de Insatisfactorio abandonará el sistema educativo.
Cuarto, la ED contempla cuatro instrumentos: 1) Autoevaluación, cuyo propósito es que el docente reflexione sobre su práctica pedagógica y valore su propio desempeño profesional; 2) Entrevista por un evaluador par, que realiza un docente de aula (del mismo nivel y modalidad educativa), en la cual se consulta al profesor evaluado acerca de sus prácticas escolares; 3) Informe de Referencia de Terceros, que llevan a cabo el Director y el Jefe de la Unidad Técnico Profesional de la escuela, quienes emiten, por separado, su evaluación; y, 4) Portafolio de desempeño pedagógico, donde se recoge evidencia de las mejores prácticas pedagógicas del docente, mediante productos escritos y la video grabación de una clase. La corrección de las evidencias del Portafolio debe ser realizada por profesores correctores del mismo nivel y modalidad educativa.
Quinto, la información de los cuatro instrumentos se ingresa en un sistema computacional que recoge los puntajes y calcula el nivel de desempeño global de cada docente, generando un reporte de resultados que es revisado por la Comisión Comunal de Evaluación. Dicha comisión se pronuncia colegiadamente sobre este resultado, a la luz de la información contextual proporcionada por el propio docente, el evaluador par, el Director y el Jefe Técnico.
Sin duda alguna, el sistema de evaluación del desempeño docente chileno debe haber contribuido a que los resultados de aprendizaje de este país, en los estudios internacionales (ej. PISA), sean consistentemente los mejores de Latinoamérica. México debe ser capaz de aprender de esta experiencia de evaluación docente y no dudar de la urgente necesidad de contar con un mejor sistema educativo que asegure el máximo logro de aprendizaje de todos los estudiantes, tal y como se establece en la Constitución.
Consejero del Instituto Nacional de Evaluación para la Educación (INEE).