Con base en sus atribuciones y con fundamento en las evidencias derivadas de los distintos estudios que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) ha realizado, en días pasados los miembros de su Junta de Gobierno dieron a conocer las razones que los llevaron a replantear el modelo de la evaluación del desempeño docente —prescrita en la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD)— así como los cambios fundamentales que la hacen diferente del actual esquema de evaluación. Por su importancia, me propongo, en esta primera entrega, explicar las razones de dicho replanteamiento y, en una segunda, describir las características del nuevo modelo.

Hay que señalar que la evaluación del desempeño docente (ED) tiene el propósito de asegurar que los conocimientos y capacidades profesionales de quienes realizan funciones de docencia, dirección, supervisión y asesoría técnico pedagógica en la educación obligatoria tengan la suficiencia necesaria para que los educandos logren el máximo aprendizaje posible. De acuerdo con la LGSPD, los resultados de la ED tienen cuatro tipos de consecuencias para los docentes: permanencia, incentivos económicos, asignación de mayor número de horas y reconocimientos diversos.

Hay que decir que el INEE ha venido cumpliendo puntualmente con su responsabilidad legal de definir los lineamientos y criterios técnicos para que se desarrollen instrumentos válidos y justos con los cuales se midan las competencias profesionales de los docentes. El trabajo hasta ahora realizado ha sido producto del conocimiento que tiene el instituto en materia de evaluación, así como del análisis colegiado de expertos (nacionales e internacionales) y docentes de todas las modalidades educativas, a fin de poder cumplir satisfactoriamente con las funciones que el INEE tiene asignada en materia de evaluación.

Partimos del hecho de que, en el estrecho margen de tiempo que se ha tenido para diseñar e implementar la evaluación a cientos de miles de maestros (134 mil, hasta ahora), se ha realizado el mayor esfuerzo posible para contar con instrumentos y procedimientos que cumplan con los requerimientos técnicos necesarios para tomar decisiones justas, que les sirvan a los profesores para superarse y, en consecuencia, a sus estudiantes para recibir una educación que les permita alcanzar su máximo potencial como seres humanos.

Sin embargo, también hemos estado atentos a escuchar y entender la diversidad de cuestionamientos, críticas y expresiones de inconformidad de maestros y académicos, que consideran que la evaluación es punitiva y que su diseño no es pertinente, no está contextualizado y no permite medir de manera confiable el desempeño de los docentes. De estas críticas nos preocupa de manera especial eliminar toda sospecha de que la evaluación tenga la intención de castigar a los docentes y de que no es útil para la superación profesional del magisterio.

Para reformular el modelo de ED partimos del principio universal de que toda evaluación, como cualquier proceso educativo, es perfectible y debe pasar por continuos procesos de validación y mejoramiento. Esta convicción es la que nos llevó a revisar a fondo lo que pueden ser aciertos, debilidades y aún equivocaciones en el modelo vigente de la evaluación del desempeño docente. Para ello, además de escuchar las críticas, se analizaron los resultados de cinco estudios locales y uno internacional (realizado por la OREALC/Unesco) que estarán disponibles en la página del instituto (www.inee.edu.mx) a fines de este mes.

Este replanteamiento de la ED tiene, entre otros propósitos: mejorar la calidad de los instrumentos, incluyendo su pertinencia y contextualización; centrar su atención en el quehacer cotidiano del profesor y en la ruta de mejora de su escuela o plantel; dignificar la figura del profesor; y enfatizar su función formativa, al brindarle los apoyos requeridos para propiciar la superación en el ejercicio de su profesión. El fin último de este replanteamiento evaluativo es lograr una verdadera movilización del magisterio, que transforme el Sistema Educativo Nacional de tal manera que haga posible que todos los niños y jóvenes del país alcancen las altas expectativas que la sociedad tiene de la educación.

Consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación

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