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El artículo 3º de la Constitución precisa que una educación de calidad es aquella que garantiza el máximo logro de aprendizaje de los educandos. Sin embargo, declarar la importancia que tiene una meta no implica necesariamente lograrla, razón por la cual se le debe evaluar sistemáticamente para conocer el grado en que se está alcanzando y, en su caso, modificar las acciones emprendidas para hacerla posible.
Evaluar el logro escolar de los estudiantes que componen un sistema educativo como el de México es una tarea, además de compleja, inmensa. Para ello se requiere contar con expertos, instrumentos y procedimientos que aseguren que los resultados de dicha evaluación sean pertinentes, válidos y confiables. No obstante, realizar evaluaciones impecables y oportunas es insuficiente para que sus resultados se tomen en cuenta para la toma de decisiones educativas y para el mejoramiento de las prácticas pedagógicas.
Recientemente, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en coordinación con la Secretaría de Educación Pública (SEP), diseñó el Plan Nacional de Evaluaciones de los Aprendizajes (Planea) que tiene tres grandes propósitos: 1) informar a la sociedad sobre la calidad de la educación del Sistema Educativo Nacional (SEN), 2) proporcionar información a las autoridades educativas federales y locales para que tomen decisiones que mejoren los servicios educativos, 3) proporcionar información a las escuelas para que orienten su planeación escolar en torno al logro del aprendizaje y para que los docentes mejoren sus prácticas pedagógicas. Es importante decir que Planea no pretende evaluar la calidad de las escuelas ni las competencias profesionales de los maestros.
Para cumplir con sus propósitos, este Plan Nacional de Evaluaciones contempla medir ciertas habilidades cognitivas y socio-afectivas de los escolares. Las primeras se relacionan con el dominio de las matemáticas y del lenguaje escrito (y otras disciplinas curriculares, como las ciencias y la educación cívica); las segundas tienen que ver con habilidades interpersonales que favorecen la interacción entre alumnos y, en general, la convivencia escolar. Adicionalmente, también evaluará los factores de contexto —familiares, escolares y sociales— que pueden fomentar o inhibir el aprendizaje de los estudiantes.
Las habilidades de los escolares serán evaluadas al final de cada nivel educativo de la educación obligatoria: 3º de preescolar, 6º de primaria, 3º de secundaria y último grado de la educación media superior. Cada cuatro años se realizará una evaluación que proporcionará información al SEN sobre el aprendizaje de los estudiantes. Adicionalmente, cada año se llevarán a cabo evaluaciones de logro en cada uno de los centros escolares del país.
Por otro lado, contempla también la evaluación diagnóstica de todos los alumnos que inician el 4º grado de primaria, a fin de que el docente conozca los aprendizajes que han logrado sus alumnos y pueda hacer las modificaciones necesarias en su plan de clase, con el fin de asegurar que sus estudiantes alcancen las metas curriculares de los planes y programas de estudio.
Recientemente, este Plan Nacional de Evaluaciones se aplicó por primera ocasión en nuestro país. En educación media superior la evaluación se realizó en todos los estados; en secundaria se aplicó con éxito en 29 entidades, solo en Michoacán no se pudo realizar y en los estados de Oaxaca y Chiapas se realizó parcialmente; en el caso de primaria sólo en Oaxaca y en Michoacán no se pudo realizar la evaluación, mientras que en Chiapas y en Guerrero se aplicó parcialmente.
Para que Planea cumpla con sus objetivos, sus resultados deberán publicarse y utilizarse como un insumo para la toma de decisiones: desde el diseño de políticas educativas nacionales hasta la planeación de clase. El aprendizaje de los estudiantes debe convertirse en el foco de atención de la educación y con ello aspirar a que el país logre tener una educación de calidad, como lo marca la Constitución.
Consejero del Instituto Nacional de Evaluación Educativa