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Esperanzas ahogadas

25/04/2015 |23:44
Redacción El Universal
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El fenómeno migratorio no es exclusivo de esta parte del mundo (Centroamérica, México y Estados Unidos) ni de la época actual. A lo largo de la historia el flujo de personas ha sido una constante. Gracias a este movimiento y este carácter humano de movilización se hizo posible —según algunos historiadores— la población de América. Las olas migratorias se dieron siempre de una forma hasta cierto punto normal, pero desde finales del siglo XX y lo que va del XXI este flujo está frecuentemente marcado por la tragedia y por la muerte.

Son numerosas las historias registradas en el desierto estadounidense, donde —ya sea por la temperatura o la falta de agua, por ataques de policías fronterizos o rancheros estadounidenses que literalmente cazan a los migrantes— cientos de personas, la mayoría de origen mexicano, han perdido la vida en su intento de llegar al país vecino. En el sureste de México, la situación no dista mucho de ser diferente. Decenas de personas provenientes de Centroamérica arriesgan su vida para viajar en el lomo de “La Bestia”, ese tren que los lleva hasta el centro del país; las caídas o pérdidas de extremidades son situaciones que se presentan a menudo, así como el acoso de grupos del crimen organizado.

En los últimos años el mar Mediterráneo, que divide a Europa de África, ha sido escenario de tragedias. Pequeños botes con decenas o centenas de personas que buscan alcanzar suelo europeo han sucumbido, con las inevitables pérdidas de vidas.

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Justo esta última semana más de mil 500 personas murieron a apenas 100 kilómetros de las costas italianas. Unos se ahogaron al caer a las aguas mediterráneas y otros aplastados cuando la embarcación en la que viajaban se volteó al tratar de subirse al barco que les rescataba. De acuerdo con organizaciones no gubernamentales, Libia se ha convertido en el trampolín al viejo continente; según sus estimaciones, un millón de personas están a la espera de una oportunidad para salir rumbo a Italia.

Sobre esta situación en específico, y de cómo el Mediterráneo se ha convertido en el cementerio de Europa, EL UNIVERSAL presenta hoy a sus lectores Dossier Internacional, un espacio en el que semanalmente serán abordados con reportajes, análisis e infografías, los temas relevantes del acontecer mundial.

En una de las historias, un joven de Bangladesh se dedica ahora al comercio ambulante. Reconoce que ese no era su sueño, pero refiere que emigró en busca de mejores oportunidades.

El migrante sólo busca mejores condiciones de vida, aquellas que no han podido obtener en países donde nacieron. La solución, entonces, pasa principalmente por los gobiernos, los cuales deben dedicar recursos y planear una solución integral al problema. Muchas muertes se evitarán con voluntad política.