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En México actualmente hay 22 millones de adolescentes; de esta cantidad, el 23% tiene vida sexual. Como consecuencia de ésto, cada año en promedio, 400 mil adolescentes de entre 10 y 19 años, quedan embarazadas.
Según los últimos registros de natalidad del Inegi, entre 2006 y 2014, en todo el país se registraron más de tres millones y medio de nacimientos en los que la madre no tenía más de 19 años. Es decir, de los 20 millones de partos registrados en México en los últimos nueve años, prácticamente dos de cada diez fueron de adolescentes. 2009 es el año en que se registró la cifra más alarmante: 441 mil 507 adolescentes fueron madres.
Estas cifras se han mantenido con ligeras variaciones desde 2006. La incidencia de estos embarazos de adolescentes se debe a que los esfuerzos del gobierno federal por brindar mejor información sobre el tema se ven mermados por los años en los que todo permaneció en silencio; a que, durante los dos sexenios anteriores, el tema de la sexualidad se puso debajo de la alfombra. Durante estas administraciones panistas los asuntos que tenían que ver con los derechos sexuales y reproductivos se quedaron en el limbo. En parte a causa de ésto existe, desde el punto de vista de especialistas, una barrera entre las instancias de gobierno, los médicos del sector y los menores de edad.
Este fenómeno, en resumen, se puede adjudicar a que, a causa de erróneas y conservadoras políticas públicas en el tema —o a la franca ausencia de las mismas—, los adolescentes desconocen que hay sitios a los que se puede acudir para asesorarse en temas de sexualidad.
El fondo de este asunto es pues la falta de educación en general, y de educación sexual en particular. Inciden también la pobreza, el conservadurismo, la doble moral —familiar, social y gubernamental—, el nulo conocimiento sobre anticonceptivos, pero principalmente se trata de un tema en el que la ignorancia y la ausencia de educación se conjugan con el despuntar de la adolescencia y lo que esto acarrea en términos biológicos para cualquier persona.
A pesar de que enero de 2015 fue el mes que enmarcó la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea) del gobierno federal, con el objetivo principal de reducir 50% la tasa de fecundidad entre menores de 19 años, los números se mantienen. Sólo el año pasado, 300 mil jóvenes se convirtieron en madres, según los últimos datos del Inegi.
Por ello es urgente hablarle a los adolescentes sobre su sexualidad. A esta edad buscar tener relaciones sexuales, por curiosidad, es completamente normal. Sin embargo, justamente por eso y por la inmadurez y desconocimiento de este sector de la población en el tema, es prioritario dotarlo de la información que le haga consiente de las implicaciones de iniciar una vida sexual. El hecho de sólo repartir condones no funciona. Se requiere una política de Estado a la altura de las circunstancias.