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La buena salud de la población debe ser uno de los objetivos principales de cualquier Estado. En México el reto es mayúsculo ante la presencia de enfermedades que deterioran el bienestar de millones de personas, como diabetes e hipertensión; además de condiciones que influyen en la calidad de vida como la obesidad y el tabaquismo.
Este último es uno de los temas más importantes para el país, pues la edad de consumo continúa disminuyendo. Más de 80 mil menores de edad —incluso niños de quinto y sexto grados de primaria— han comenzado a fumar, según la Encuesta Nacional de Adiccciones.
Aunque México ha seguido las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de elevar el precio del producto vía mayores impuestos y de obligar a incluir en las cajetillas advertencias gráficas y textuales sobre el daño que ocasiona fumar, dichas medidas no han logrado abatir el consumo entre los más jóvenes. La razón es sencilla: la venta de cigarrillos sueltos facilita el acceso del producto a los más pequeños.
En las calles del país es posible adquirir un cigarrillo con un costo de entre 4 y 6 pesos ¡en los puestos de dulces! sin que el comerciante haga distinción alguna entre menores de edad y adultos a la hora de expender el producto. Debido a que los puestos ambulantes no están regulados, se complica hacer efectiva la prohibición de la venta a menores. Aunque incluso en pequeños establecimientos comerciales el acceso al tabaco se da casi sin restricciones.
Es cierto que corresponde a autoridades sanitarias la vigilancia y la aplicación de sanciones a quienes incumplan con la restricción en la venta, pero representa una tarea titánica estar presente en cada uno de los establecimientos. La denuncia ciudadana se convierte en una opción.
Alrededor de 25 enfermedades están asociadas directamente con el tabaquismo, desde problemas cardiovasculares y respiratorios, hasta tipos de cáncer como el de pulmón y el bucofaríngeo; en el país el cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer en hombres y mujeres. Contener desde ahora el crecimiento de este tipo de adicción evitará en el futuro que millonarios recursos se destinen a la atención de males que pudieron evitarse.
En el combate al tabaquismo aún hay medidas que no se han concretado. Organismos civiles refieren que los pictogramas ocupan 30% de la cajetilla, a pesar de que el compromiso fue de que estuviera en 50%. La ley para prohibir fumar en todos los locales cerrados se mantiene congelada en el Congreso. Si de verdad se quiere revertir un problema que va en aumento, son muchos los involucrados que deben actuar a la brevedad.