El cáncer acaba con la vida de 78 mil mexicanos cada año en promedio, siendo la tercera enfermedad más mortifera en México, solo por debajo de la diabetes y el infarto. Un dato preocupante más: en nuestro país, 15 de cada 100 muertes que se reportaron en 2015 fueron por esta enfermedad.

Estos números cobran mayor relevancia hoy, que se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, instaurado por la OMS justamente para propiciar la reflexión en todo el mundo sobre la importancia de prevenir, combatir y seguir tratando de erradicar este padecimiento.

La lucha contra el cáncer debe partir de varios frentes: el social-preventivo; el científico-de investigación; y el de tratamiento, todos estrechamente relacionados entre sí. En el contexto mexicano sin embargo, y tomando en cuenta la tendencia al alza registrada en 2015 —año que cerró con 85 mil 196 muertes por esta enfermedad, la cifra más alta en los últimos seis años—, el primer rubro, la prevención, es tal vez el más apremiante.

Y es que, aunado a su letalidad e incurabilidad, combatir el cáncer se vuelve muy complejo porque en muchos casos suele expandirse en silencio. De un momento a otro se originan células que crecen con descontrol y superan el número de células normales, creando tumores que pueden destruir tejidos de un órgano y propagarse a otros, acabando rápidamente con la vida de sus víctimas. De ahí la enorme importancia de prevenir.

A la luz de datos que arrojan una realidad en la que los casos de cáncer van en aumento en nuestro país, pese a los nuevos tratamientos y avances en la Medicina, se hace urgente una exhaustiva revisión de las políticas de prevención que hoy se encuentran en marcha. El desarrollo de una cultura de la prevención entre los ciudadanos de a pie es quizá la manera más efectiva de disminuir las escandalosas tasas de mortalidad hoy registradas, y al mismo tiempo despresurizar el sistema de salud público, que de continuar la tendencia actual será incapaz de atender el problema. No se entiende por ello la razón de disminuir en un 31% el presupuesto para el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), institución que en 2016 recibió mil 607 millones de pesos y que en este 2017 sólo recibirá 535 millones de pesos.

Incentivar esta cultura de la prevención pasa por una campaña de concienciación sobre los factores de riesgo de este padecimiento, como la obesidad, tener más de 50 años y que existan antecedentes de la enfermedad en familiares cercanos, según los especialistas. Algo similar a lo que ya se hace con el cáncer de mama o la obesidad, y de la mano de otras campañas, contra el tabaquismo o el sedentarismo, por citar un par de ejemplos. Asimismo, es necesario dar mayor impulso a los ámbitos académico y científico, claves para el desarrollo de tratamientos paliativos y una eventual cura.

Trabajar en la prevención para tener un diagnóstico oportuno debe ser la prioridad en este tema.

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