Cuando la investigación de los delitos de la criminalidad organizada trasnacional se basa en la aplicación de la inteligencia policial, en el uso de las técnicas especiales y en la efectiva cooperación internacional, los resultados son normalmente exitosos.

Prueba de ello es la detención del nuevo líder del Cártel de Sinaloa por parte de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada y la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República.

La realización de esa compleja operación policiaca en la CDMX, que tuvo por objeto hacer cumplir diversas órdenes de cateo contra Dámaso López Núñez El Licenciado, no implicó ni un solo disparo por las fuerzas de seguridad.

Éste fue aprendido junto con su esposa en un edificio ubicado en la calle Ejército Nacional, de la colonia Nueva Anzures, de la delegación Miguel Hidalgo, donde también se encontraron armas, drogas y equipos de cómputo y comunicación.

Ese delincuente era considerado como jefe de una de las fracciones en las que se dividía el más amplio Cártel del Pacífico y a la fecha mantenía una férrea pugna interna por su control con los hijos de El Chapo Guzmán, de quien es compadre.

En el operativo, en el que igualmente participaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, fue detenido en distinto domicilio, Víctor Geovanny González Sepúlveda, alias El Chómpiras, operador logístico y financiero de El Licenciado.

Luego de colaborar con la policía judicial de Sinaloa en la década de los 90, López Núñez fue pieza clave en el escape de El Chapo del penal de Puente Grande, Jalisco, el 19 de enero de 2001, como subdirector de vigilancia y custodia.

Últimamente, El Licenciado era el responsable, junto con su hijo Dámaso López Serrano, apodado El Mini Lic, de la sangrienta violencia que tiene lugar en Culiacán, Navolato y Cosalá, Sinaloa, así como en la península bajacaliforniana.

Afortunadamente, como lo expresó la Agencia de Investigación Criminal a través de su titular, Omar García Harfuch, la captura de López Núñez pudo haber evitado la alianza estratégica que éste quería acordar con el Cártel Jalisco Nueva Generación.

El Licenciado enfrentaba en México una orden de captura por delincuencia organizada, y una provisional con fines de extradición, después de ser requerido por la Corte del Distrito Este de Virginia, EU, por delitos contra la salud.

En 2013 esa corte lo acusó de conspiración por distribuir cocaína y lavado de dinero, por lo que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de ese país, lo incluyó en la lista de colaboradores financieros de El Chapo.

México, al adoptar medidas legislativas, ejecutivas y judiciales eficaces y al seguir ejecutando las técnicas especiales de investigación, conforme lo estipula la Convención de la ONU Contra la Delincuencia Organizada Trasnacional, ha demostrado y continuará demostrado su enorme responsabilidad con esa lucha.

A ello se suma la probada capacidad de servicio que con aplomo, entereza y sacrificio realizan de modo permanente nuestros policías, fiscales y jueces, quienes —con la aprehensión de El Licenciado— han puesto de relieve el camino a seguir. Es decir, en el futuro deberán ponerse siempre en marcha estos principios de nuestro régimen constitucional y convencional: a) utilizar la inteligencia sobre la fuerza; b) favorecer la prevención sobre la reacción; y, c) privilegiar la planeación sobre la improvisación.

Únicamente de esta manera podrán asestarse los golpes más duros y efectivos contra la criminalidad organizada, consistentes el arrebatarles no sólo a sus líderes y colaboradores, sino también al privarles de tajo de los medios financieros, económicos y operativos que le permiten cometer sus atroces delitos.

Consejero de la Judicatura Federal de 2009 a 2014

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