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"Good morning America" despertó a nuestros vecinos del norte con la noticia que Melania Trump había plagiado el discurso de Michelle Obama. La prensa difundió que “pegar y cortar” fueron las acciones más frecuentes de quienes redactaron su discurso en la convención del Partido Republicano, que nominaría a su marido a la candidatura presidencial para enfrentar a Hillary Clinton, virtual contendiente demócrata. Una señora McIver, redactora del mismo, aclaró que la esposa eslovaca-norteamericana del magnate incluyó algunas frases al borrador final, que resultaron ser muy parecidas a los discursos de la actual primera dama.
¿Cuál es la noticia? Los analistas de discurso político pueden identificar rápidamente las ideas comunes, repetidas hasta el cansancio de los oyentes, para que los destinatarios se forjen una imagen del personaje que lo pronuncia. El plagio denunciado de Melania es una frase que es esperable que la diga cualquier esposa de cualquier candidato que pretende mostrarse interesada en la niñez, la familia y los valores fundantes de la sociedad. Nadie en condiciones distintas al proceso de nominación de un candidato recibiría muestras de entusiasmo por emitir esas palabras.
En realidad, al comunicólogo de la política no le importan los contenidos, sino la efectividad en la transmisión de un mensaje de confiabilidad, éxito y cercanía a la gente. Eso provocó que la asesora de la modelo y tercera cónyuge de Trump no revisara con el debido cuidado los discursos de Michelle en la convención demócrata de 2008, según la confesión publicada en la página de la campaña.
¿Quién convierte el plagio del discurso en noticia? La primera explicación del equipo de campaña de Donald Trump, es que fueron los medios de comunicación interesados en detener la marcha de su candidato hacia la presidencia de los Estados Unidos. Además, agregó, que le hicieron eco aquellos que no quisieron rezagarse en el escándalo y el morbo propio de estas competencias electorales, que aportan el atractivo mediático.
El incidente desnuda la superficialidad de lo que se destaca en una campaña para atraer a la opinión pública y marca el tono de lo que será la próxima, que es muy cercano a un "reality show". La pregunta que deben empezar a formularse los equipos de los candidatos es a quien favorece un escenario ruidoso y lleno de fuegos artificiales. Hillary ya perdió cuando el contrincante fue más empático con el votante y Donald Trump se mueve como pez en el agua un ambiente hostil.
Si se comparan los discursos de los políticos cuando buscan convencer a un electorado que castiga el radicalismo y los extremos, las similitudes e identidades en los discursos y abundarán (ejercicio realizado por el Washington Post). Lo importante en estas condiciones es saber quién tiene más credibilidad, no quien dice lo correcto o lo verdadero. Evidentemente, Michelle Obama si convenció y fue un factor importante para el triunfo de su esposo. Melania todavía tiene ese reto por delante, ya que debe proyectar una imagen de una mujer conservadora, pero con ideas propias. Esta tarea es difícil si se revisa su biografía, aunque no imposible.
La oratoria política es un arte que muchos practican, pero pocos dominan. Conectar con la gente no requiere de ideas originales, sino de que la audiencia perciba congruencia y honestidad, lo que exige que haya correspondencia entre lo expresado y la imagen del emisor. El plagio se difumina cuando la gente percibe autenticidad. Entonces, la pregunta es: ¿Le creyeron a Melania? Si la respuesta es sí, el ataque por ser una imitadora en lugar de debilitarla la fortalece porque se percibirá como una triquiñuela más del "establishment" contra el "outsider". Si es no, la imagen de modelo ajena a Estados Unidos y a los valores de su pueblo le restará votos a su esposo.
Profesor de Posgrado de la Facultad de Derecho Universidad Anáhuac del Norte
cmatutegonzalez@yahoo.com.mx