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Hace más de diez años, cuando se preparaba la primera elección en la que participarían los mexicanos en el exterior, había una importante cuestión que resolver: ¿cuál debía ser la modalidad del voto? Las principales opciones eran el voto por internet, el telefónico, el postal y el presencial.
El Poder Legislativo se decidió por la vía postal e instruyó al IFE a que se encargara de la organización. Así, la elección presidencial de 2006 fue la primera en la que los mexicanos en el extranjero pudieron ejercer su derecho al sufragio.
Una de las ventajas del voto postal es que es inclusivo. Puede votar desde fuera cualquier mexicano que se encuentre allende nuestras fronteras, siempre que esté en pleno uso de sus derechos políticos, tenga credencial de elector vigente —si no la tiene, la puede tramitar—, y esté registrado en la Lista Nominal de Electores Residentes en el Extranjero. Estos requisitos son equivalentes a los que cualquier mexicano que viva aquí tiene que cumplir para votar. También esta modalidad es cómoda para el ciudadano, pues para depositar la boleta sólo tiene que ir a la oficina postal más cercana.
El voto presencial demandaría —además de lo anterior— que el ciudadano vaya a una casilla. En las discusiones sobre el voto en el exterior antes de y durante 2005, se contemplaba que la mejor opción para esta modalidad era instalar urnas en embajadas y consulados. Sin embargo, uno de los argumentos en contra —y que considero sigue vigente— era que no todos nuestros connacionales viven cerca de un consulado o embajada, y que esta opción negaría los derechos políticos a algunos de ellos.
Según el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, casi 98% (11.7 millones) de los mexicanos que viven fuera de nuestro país está en EU. Sabemos que el actual gobierno estadunidense no sólo tiene una actitud hostil hacia México y los mexicanos que viven en ese país, sino que la incita entre sus ciudadanos. Por esto, el voto presencial en la elección de 2018 sería riesgoso para los mexicanos en EU. El derecho al voto no debe implicar mayor dificultad al votante. Es posible que las autoridades estadounidenses planeen redadas o que grupos xenófobos cometan actos de violencia en torno a los mexicanos reunidos en consulados y embajadas el día de la elección.
Es común recibir pocos sufragios desde el exterior, pero la modalidad presencial no incrementaría la participación; de hecho, las circunstancias actuales podrían tener un efecto negativo sobre ella. La pequeña tasa de solicitudes de la credencial e inscripciones a la Lista Nominal son lo que ha mantenido baja la participación. Una vez superado este paso, casi 70% de los ciudadanos vota. Además, es relevante señalar que desde que Trump tomó posesión, el número de solicitudes de credencial para votar en el extranjero ha aumentado: de 25 mil 996 en enero a 39 mil 067 en marzo.
En el INE estamos trabajando para implementar el voto por internet en elecciones posteriores a 2018. Esto implicará una modalidad adicional que facilitará el voto. No obstante, si la modalidad postal no restringe la participación y a la vez cuida al ciudadano entonces es, hoy por hoy, la mejor opción.
Consejero electoral del INE