El Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), en repuesta a una petición formulada por un padre de familia, ordenó la cancelación de los datos de sus hijos en el Registro Nacional de Menores administrado por la Secretaría de Gobernación (Segob). Hace unos días finalmente recibió notificación del cumplimiento de su resolución. Los datos quedaron suprimidos ante la cancelación de la Cédula de Identidad Personal.

La historia empezó en 2011, cuando el gobierno del presidente Calderón lanzó el programa para crear el Registro Nacional de Menores y emitir la Cédula de Identidad Personal. Su objetivo era enrolar a alrededor de 25.7 millones de mexicanos menores de 18 años y entregarles un documento de identificación personal. Arrancaría en tres estados y después se extendería a todo el país.

El programa, sin embargo, no sobrevivió el cambio de gobierno. Después de año y medio, el gobierno del presidente Peña Nieto anunció su suspensión en agosto de 2014. Finalmente, en octubre de 2015, Segob informó que se cancelaba de forma definitiva y que el gobierno del presidente Peña Nieto concentraría sus esfuerzos en un nuevo proyecto: la emisión de la clave única de identidad.

Durante el tiempo en que la estrategia estuvo en funcionamiento, Segob logró enrolar 6.8 millones de menores, según información divulgada por los medios de comunicación, lo cual representa 26 por ciento de la población objetivo. Asimismo, se entregaron 1.5 millones de micas, lo que significa una cobertura de 22 por ciento de la población registrada.

Los avances en la implementación del programa, aunque menores a lo esperado por el propio gobierno de Calderón, hablan de que existe demanda real de un documento de identidad para menores. La participación en el proyecto fue voluntaria y requirió que los menores estuvieran acompañados por sus padres.

Desconozco si hay estudios sobre las razones que llevaron a los padres de 6.8 millones de niños enrolados a tramitar la cédula de identidad personal. Sin embargo, a diferencia de la población mayor de 18 años que puede registrarse ante el INE y obtener la Credencial para Votar, los menores de edad no tienen acceso a un documento de identificación. La cédula de identidad personal buscaba llenar ese hueco. Segob, además, la promovió como un sustituto del acta de nacimiento al realizar trámites y servicios gubernamentales. En vez de entregar copias certificadas de actas de nacimiento, bastaría con mostrar la cédula.

La suspensión y posterior cancelación de la Cédula de Identidad Personal dejó preguntas que aún no tienen respuesta. Por un lado está el destino de la base de datos con 6.8 millones de registros, entre los que se incluye la imagen del iris de los menores enrolados. Segob dijo que los datos quedarían bajo su resguardo y que su confidencialidad estaba garantizada. Pero, dado que el programa se canceló, no queda claro si la base de datos se utilizará para “certificar y acreditar fehacientemente” la identidad, como dice la Ley General de Población. Si no se utilizará para este fin, ¿qué caso tiene conservarla?

Por otro lado, tenemos 1.5 millones de cédulas emitidas por Segob. No queda claro si estos documentos aún conservan su validez como medio de identificación personal. Gobernación las emitió en ejercicio de las atribuciones que le da la Ley General de Población para “expedir un documento de identificación a los mexicanos menores de 18 años”. ¿Persiste la obligación de considerar a la cédula como prueba plena de la identidad de un menor?

Segob dijo al anunciar la cancelación del programa que había fracasado. Ciertamente, la solución propuesta por el gobierno anterior naufragó, pero el problema persiste. No sólo hay una demanda por un documento de identidad para menores, ahora también prevalece la obligación del Estado de garantizar el derecho a la identidad consagrado en el artículo 4 de la Constitución.

Consejero electoral del INE

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