Arnoldo Kraus

México: desobediencia civil

08/01/2017 |02:14
Redacción El Universal
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El salario mínimo general, a partir del 1º de enero 2017 es de 80.4 pesos diarios. El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos decidió incrementar en 4 pesos diarios el salario mínimo. En algunos empleos, los trabajadores devengan sueldos mayores. Algunos ejemplos: albañilería: 110.64; empleado en tiendas de autoservicio: 95.92; velador: 97.98. El salario mínimo se ajusta cada año. Quienes calculan el aumento, imagino, conocen los costos de la canasta básica. La canasta básica, término absurdo, se define “como un conjunto de bienes y servicios indispensables para que una persona pueda cubrir sus necesidades básicas mediante el uso de su ingreso”. El precio de la canasta básica se vincula con la inflación.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la canasta básica incluye 82 productos. Enlisto algunos: material escolar, medicamentos para diabetes, otros medicamentos, cine, autobús foráneo, gasolina de alto y bajo octanaje, gas doméstico, telefonía móvil, electricidad. Según José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público, el aumento en el precio de la gasolina, poco o nada repercutirá en los grupos con menor poder adquisitivo; el incremento sólo afectará, sostiene Meade, a quienes más tenemos.

Meade, quien fungía como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante los trágicos sucesos de Ayotzinapa, tras explicar que la desaparición de los normalistas en Guerrero no “afecta la imagen de México en el planeta”, sentenció: “en el caso puntual de Iguala hay una convicción en el mundo de un México transparente, de un México que hace esfuerzos por transformarse, de un México que frente al reto puntual, rinde cuentas claras, de un México que se hace acompañar para ese rendimiento de cuentas de lo mejor que ofrecen los espacios internacionales para cooperación y para rendición de cuentas”. También dijo: “hay transparencia en caso Ayotzinapa”. Esas reflexiones las expuso en septiembre 2014, bajo el mandato de Enrique Peña Nieto.

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En esa época, en relación a la tragedia de Ayotzinapa, México acaparó críticas políticas y periodísticas internas y externas. Meade tenía, ignoro si por convicción u obligación, que defender su puesto y alinearse a los dictados de la Presidencia.

Poco después, en enero de 2015, la prestigiada revista británica, The Economist, en un artículo intitulado, The Mexican Morass (El pantano mexicano), dijo de Peña, al analizar sus conflictos de interés, la corrupción y los sucesos en Iguala, “El presidente no entiende que no entiende”. Con respecto a Ayotzinapa, la revista sentenció, “El país todavía está agitado en torno a la respuesta del gobierno al secuestro de 43 estudiantes de Guerrero, y su aparente asesinato por narcotraficantes…”. En descarga de Peña, es obvio que no sólo él es el responsable de las desventuras mexicanas, sino todos los que trabajan y trabajaban para él.

Nunca he entendido las razones por las cuales en México ningún político dimite. Dimitir, cuando no se está de acuerdo, es un principio ético. En el mundo, algunos políticos renuncian, e incluso se suicidan, cuando consideran que no deben laborar más al lado de figuras no deseables o si han cometido graves errores.

Aunque comprendo y apruebo las razones de la desobediencia civil, le temo. La desobediencia civil es un acto contrario al Poder y es un bien social. No suele gustar por sus posibles consecuencias negativas —violencia, asesinatos, robos. Sin embargo, es necesaria cuando el fastidio de la sociedad, abrumada por el abuso del Poder, de los hurtos, de la corrupción y de la impunidad, busca modificar las enfermedades generadas por políticos incompetentes y ladrones. El “gasolinazo” intenta paliar el desastre económico que nos asfixia. El responsable del descalabro monetario, y del sufrimiento de cincuenta millones de mexicanos para sobrevivir el día hoy —mañana es muy lejano— es el gobierno. La quiebra de Pemex y sus consecuencias se deben al hurto crónico, desmesurado, y nauseabundo de quienes lo han permitido y alentado, es decir, el gobierno. En México, como sociedad, hemos reprobado: ¿cuántos políticos se encuentran encarcelados?, ¿cuánto han robado en éste y en sexenios pasados?

La desobediencia civil corresponde a diversos ámbitos, entre ellos, la ética. Diferir, disentir, protestar, no acatar órdenes inapropiadas o con las que no se está de acuerdo, es derecho del ser humano. En un país tan dispar como el nuestro, la desobediencia civil es necesaria. No creo, a pesar de los cuatro pesos, que el incremento al salario mínimo satisfaga las canastas básicas de las familias Meade y Peña. Ayotzinapa ayer y hoy; gasolinazo hoy y hoy.

NOTAS INSOMNES. Meade, Peña, y el resto del gabinete se equivocan: el gasolinazo aumentará la inflación y mermará la vida de los pobres. Ellos son responsables de la desobediencia civil.

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