Arnoldo Kraus

Descreer: epidemia mexicana

El caso Pulido, uno entre decenas de miles, retrata la confusión y la falta de credibilidad propia de la epidemia mexicana

05/06/2016 |01:14
Redacción El Universal
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El reciente suceso del futbolista Alan Pulido ilustra porciones de nuestra realidad, no sólo preñada de surrealismo sino de falta de credibilidad. Peligrosa combinación. Los políticos deberían entenderlo. Situaciones impensables, groseras por su desdén, menosprecio e invención —surrealistas—, aunadas a la epidemia de desconfianza de la población en todo y hacia todo lo que huela a política, devienen hartazgo. Los políticos son los responsables de la epidemia mexicana, epidemia que se reproduce sin límites y que engloba a las personas ajenas a la política. Descreer de los partidos políticos es el síntoma fundamental de la epidemia mexicana.

El caso Pulido, uno entre decenas de miles, retrata la confusión y la falta de credibilidad propia de la epidemia mexicana. Alan Pulido, como se sabe, es un futbolista mexicano que fue secuestrado la noche del sábado 28 de mayo en Ciudad Victoria, Tamaulipas. De acuerdo a la versión oficial, la liberación de Pulido se debió a un operativo policial y a la posterior negociación con los captores. Según Pulido, él fue quien alertó a las autoridades. Tras golpear y arrebatarle el arma a uno de los tres secuestradores —dos habían abandonado la casa— llamó a los servicios de emergencia. La historia, de acuerdo al jugador del Olympiacos, finaliza tras la llegada de la policía estatal.

La fama del futbolista convirtió el suceso en el caso Pulido y en noticia de primera plana. Interesados en resolver el problema lo antes posible, el gobierno puso en marcha un megaproyecto en el que participaron la Policía Estatal y Federal, 4 mil soldados, 300 marinos y varios helicópteros y aeronaves que sobrevolaron el área durante las 24 horas que duró el secuestro. Inmenso esfuerzo para un caso sui generis. ¿Miente Pulido o miente el Estado?, ¿qué decir del inmenso esfuerzo del gobierno?, ¿habrá quien alabe el inusitado y costoso trabajo de nuestros políticos para rescatar al futbolista?, ¿mejorará la credibilidad de los votantes tamaulipecos y connacionales gracias a la liberación de Pulido? No, nada cambiará. El video del colectivo Mensajeros Urbanos ilustra.

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Incontables voces hartas de la sordera del enanismo político denuncian, sin éxito, el “momento México”. Bien vale la pena ver el video, Tira la popo de tu perro en el partido político más mierda, realizado por el colectivo Mensajeros Urbanos. En el video se muestran varios contenedores de excremento con las siglas de los partidos políticos. A los caminantes que paseaban con sus mascotas en el Parque México de la Colonia Condesa, se les invitaba a depositar las bolsas de excremento en el depósito de su preferencia. Cajas con la imagen del PRI, del PRD, del PAN, de Morena y del PVEM aguardaban la materia fecal. Al lado de los botes había una caja maestra, cuya leyenda retrata la suma de las torpezas de los partidos enunciados: “todos los partidos son la misma mierda”, oración que resume el meollo de la epidemia mexicana. Al final del video se anuncia que el triunfo fue de la casilla que agrupó a todos nuestros representantes: “todos los partidos son la misma mierda”.

Las epidemias son sordas. Ni el virus del zika ni el del sida hacen caso de la teoría ni de los esfuerzos humanos. Lo mismo sucede con la epidemia mexicana: sus vectores, nuestros políticos, los de la casilla “todos los partidos son la misma mierda”, han diseminado desconfianza, odio, incertidumbre y tanto desasosiego que es muy difícil, si no imposible, confiar en alguno de ellos. Habrá que buscar nuevos antídotos para disminuir la diseminación y el daño de los vectores responsables de la epidemia mexicana. La magnitud del embrollo y la satrapía política requiere de mentes brillantes para generar esos antídotos.

Hoy es día de elecciones. En doce estados se elegirá gobernador y se votará por más de mil puestos de elección federal; en el Distrito Federal —Ciudad de México para unos—, se votará para escoger a 60 de los 100 legisladores que conformarán la Asamblea Constitucional de la Ciudad de México. El número de sufragios reflejará los estropicios que han producido los vectores de la epidemia mexicana. Auguro que será escaso el número de participantes. Aseguro que los vectores ni se enterarán ni se preocuparán ni cambiaran su rumbo (salvo los más avispados que decidirán, de acuerdo al fracaso y a la oferta, cambiar de partido).

Notas insomnes. 5 de junio: Recordemos a Giuseppe Tomasi de Lampedusa: “Para que todo permanezca igual es preciso que todo cambie”.

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