Los libros viejos son tesoros nuevos. Los libros viejos, mal colocados, cuando “aparecen”, traen consigo nuevos retos y nuevas preguntas. Al hojearlos emergen recuerdos: discusiones inacabadas, pláticas memorables, desencuentros dignos de alabar. Los que contienen noticias del periódico o reseñas de revistas entre sus páginas son, ¿cómo decirlo?, infinitamente ricos: los recortes de revistas y las notas al margen nutren la lectura, mientras que los periódicos amarillados y rotos en los dobleces ofrecen información insustituible, viva, más viva por supuesto, que la de las pantallas de la computadora con la cual ahora escribo.
Entremetido entre donde no debería estar, Ethics (lo compré en 2014, se publicó en 1994), editado por Peter Singer y parte de la colección Oxford Readers, es uno de esos libros. Releeros y compartir lo subrayado provoca. Copio una vieja reseña acerca de Singer.
Ética y libertad (marzo 2004, El País, Babelia) se intitula el artículo: “El nuevo capitalismo y los avances científicos obligan a un replanteamiento de las relaciones entre el ser humano y sus principios, y del Estado con sus ciudadanos. El filósofo australiano Peter Singer, ecologista y cabeza militante contra el neoliberalismo recurre en sus obras a un aggiornamento del marxismo para sugerir una ética comprometida con asuntos como la clonación de embriones, la eutanasia, el aborto o los problemas medioambientales”.
Singer es un filósofo preocupado por la situación del mundo (no es político), agobiado por la pobreza (no es ni empresario ni banquero), descreído de los dictados religiosos (es judío ateo), defensor a ultranza de la autonomía (es librepensador), protector de los animales y paladín en busca de justicia. Difundir la ética es su leitmotiv. “La ética versa sobre la forma como deberíamos vivir” es la frase inicial de Ethics. Idea seguida de preguntas relevantes enfocadas en la forma en la cual la vida, y las vidas de los otros deberían entenderse, y en la necesidad de diferenciar entre una actitud correcta y una incorrecta. Entre una miríada de temas, la pobreza es una de las grandes preocupaciones de Singer. Comparto algunas ideas singerianas acerca de la pobreza, de sus razones y de sus consecuencias, todas, vigentes y apropiadas para el triste entorno mexicano (véase el reciente informe del Coneval).
“Comparados con los que tienen la suerte de vivir en países desarrollados”, explica Singer, en un artículo publicado en 1995, “los países de las naciones más pobres tienen un índice de mortalidad ocho veces superior; una esperanza de vida tres veces más baja; un índice de alfabetización 60% menor en adultos; una de cada dos personas tiene un nivel de nutrición por debajo de los niveles aceptables, y para millones (no hay cifras exactas) de niños, menor cantidad de las proteínas necesarias para que el cerebro se desarrolle en forma adecuada”.
Siguiendo a Singer, extraigo, y sintetizo, del mismo artículo: “El problema no consiste en que el mundo no pueda producir lo suficiente para alimentar y proporcionar vivienda a su gente. Las personas que viven en los países pobres consumen un promedio de 180 kilos de cereal al año, mientras que el promedio norteamericano ronda los 900 kilos… en los países ricos utilizamos la mayor parte de nuestro cereal para alimentar a los animales y así convertirlos en carne, leche y huevos. Puesto que este proceso es sumamente ineficaz, los países ricos son responsables del consumo de muchos más alimentos que los países pobres, donde se comen pocos productos animales. Sí dejáramos de alimentar a los animales con cereales y soja, la cantidad de comida que ahorraríamos —si la distribuyéramos entre los que la necesitan— sería más que suficiente para acabar con el hambre en el mundo”.
Los libros no envejecen y se aprecian cuando sus mensajes se han implementado. Si los ofrecimientos de los políticos fuesen ciertos lo mismo sucedería. En 2015, ¿cómo es la salud de nuestra política? El Coneval informó que este año el número de pobres ha aumentado. Lo mismo informaron los gobiernos previos. Lo mismo sucederá con los siguientes. ¿Tienen libros viejos nuestros gobernantes?
Notas insomnes. ¿Qué, si no la ética laica, puede detener la hecatombe y la destrucción del ser humano, de los animales y de la Tierra?
Médico