Antonio Rosas-Landa

Cae el telón del circo de Trump

Lamentablemente, cuando el precandidato presidencial Donald Trump lanza sus ataques e insultos en contra de los mexicanos no ayuda a la causa y reafirma el espejismo

16/12/2015 |02:13
Redacción El Universal
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Chicago, Illinois.— Amigos y familiares curiosos sobre mi vida en Estados Unidos cuestionan invariablemente sobre el racismo en este país. ¿Está duro el racismo? ¿Te han discriminado?, me dicen.

Quizá soy afortunado pero nunca he sido blanco de discriminación. De hecho, la única vez que me fue negado un servicio por mi apariencia mestiza fue en una discoteca en Acapulco. Pero nunca he pasado semejante incomodidad en Chicago, donde resido, o en alguna de las ciudades estadounidenses que he visitado.

Comprendo que por motivos históricos, que las películas de Hollywood retratan en episodios por la lucha de los derechos civiles, y la constante narrativa que señala que el rechazo a los inmigrantes se debe a motivos raciales abonan a esa impresión. La distorsión es entendible, pero es incorrecta.

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Lamentablemente, cuando el precandidato presidencial Donald Trump lanza sus ataques e insultos en contra de los mexicanos no ayuda a la causa y reafirma el espejismo.

No obstante, puedo decir con absoluta confianza y seguridad que Donald Trump no representa ni remotamente los valores de EU. Que este individuo sabe cómo agitar el ánimo de las masas y obtener popularidad, pero no la aceptación ni el apoyo mayoritario.

En este espacio anticipé que Trump no llegaría a la Presidencia. Hoy puedo reafirmar lo mismo con más confianza que nunca. Aquí la evidencia a mis dichos.

Trump ha contado con un apoyo pico del 30% de los republicanos. Ese es su máximo y no llegará más alto. La cifra es suficiente para que encabece las preferencias en ese partido, donde hay una docena de precandidatos que fragmentan las tendencias.

Aun aceptando que un tercio de los republicanos voten por él, eso es igual a menos de la sexta parte del electorado general que elige a un presidente, usualmente, entre dos opciones. A pesar de su estridencia, las matemáticas no le dan al señor Trump.

Y algunos de sus más acérrimos críticos se escuchan no desde el partido opositor, que sería de esperarse, sino en el mismo Partido Republicano. En un evento en la Universidad de Chicago, el ex secretario del Transporte de Estados Unidos, Ray LaHood, dijo: “Trump no será el candidato. Ha ofendido a todos: mujeres, latinos, afroamericanos, personas con discapacidad, veteranos de guerra —y ahora a los musulmanes al proponer detener su ingreso a territorio estadounidense. Trump no puede ganar”, concluyó LaHood quien también fue congresista por 14 años.

Quizá los dichos inflamatorios de Trump no desaniman a sus seguidores. No obstante, sus posturas no sólo lo hacen inelegible para el estadounidense promedio, sino que ha llevado a líderes de opinión a catalogar su retórica como antiamericana.

Donald Trump no será presidente, el tiempo y los votos así lo probarán. El telón del circo comienza a caer y quedará en la memoria colectiva como el bufón que es.

Yo me quedo con las afirmaciones del ex secretario de Seguridad Nacional, Tom Ridge, al ser cuestionado si apoyaría a Trump de representar a su partido: “¡La respuesta es no! Creo que es una vergüenza para el partido, es una vergüenza para el país, que insulta, rebaja y ridiculiza a quienes están en desacuerdo con él. Y que ser escandaloso, desagradable y ofrecer soluciones tontas a problemas muy complejos no son las cualidades que queremos en un presidente”.

Periodista.

Arosaslandam@gmail.com