Chicago, Illinois.— Con una fuerte explosión que asesina a la clase política estadounidense comienza la serie televisiva Sobreviviente Designado (Designated Survivor) de la cadena ABC, y distribuida mundialmente por Netflix. En el culebrón, el personaje principal, el secretario de Vivienda, pasa de estar a un paso del desempleo a presidente de Estados Unidos. Un mandatario accidental que a pesar de estar al final de la línea de sucesión llega al poder.

Esa es la ficción, pero como los eventos reales han superado incluso los complots de escritores de series políticas como House of Cards —según su propia admisión—, quizá sea el momento de repasar cuál es el mecanismo de sucesión presidencial en este país.

El presidente Donald Trump es investigado por obstrucción de la justicia, un delito que amerita su destitución si el Congreso así lo decide. Aún no está confirmada la acusación y mucho menos cocinado el juicio político, pero a juzgar por las versiones de prensa sí hay posibilidades de que Trump no concluya su periodo de gobierno.

Si el actual mandatario deja el poder, sería el vicepresidente Mike Pence quien asumiría las riendas. Así ocurrió cuando el vicepresidente Gerald Ford asumió el poder luego de la caída de Richard Nixon, en 1974.

¿Quién es Mike Pence y qué presidencia podría tener? Pence fue gobernador de Indiana antes de sumarse a Trump. Es un conservador ideológico que gobernó su estado bajo principios clásicos republicanos: bajó los impuestos, impulsó el empleo e invirtió en educación. Pero también firmó una ley que legalizó la discriminación contra los homosexuales, al permitir que los negocios les negaran servicios (digamos un panadero que no quiere hornear el pastel para una boda entre personas gay).

Pence es un político tradicional con el que las mayorías legislativas republicanas podrían trabajar, es previsible y es un “mocho” consagrado por sus posiciones morales y religiosas.

El vicepresidente luce como el sucesor natural del locuaz Trump. No obstante, en días pasados, Pence contrató a una firma de abogados para que lo asesore en las múltiples investigaciones que enfrenta la administración de la que es parte. Es difícil pensar que Pence esté impedido a asumir la presidencia por su posible involucramiento en el lodazal Trump; sin embargo, nada se puede descartar.

Si Pence no se convierte en presidente, el siguiente en línea es el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. El ex candidato a la vicepresidencia, de 47 años, que representa al estado de Wisconsin, era hasta antes de Trump una promesa republicana. Tiene una visión purista de las finanzas públicas que si bien restringe el gasto también puede tomar las decisiones que saneen el caos fiscal.

Ryan elaboró planes para reestructurar los programas asistenciales que nos han llevado a la bancarrota, pues mientras lee estas líneas la deuda nacional de Estados Unidos está llegando a los 20 billones de dólares (leyó bien, billones, con B).

El siguiente en línea es el presidente pro tempore del Senado, Orrin Hatch, quien es un conservador moralista de vieja guardia, que con sus 83 años está más cerca del retiro que de la Casa Blanca.

Según la ley siguen en línea sucesoria los miembros del gabinete, pero como este país fue diseñado para que el presidente no designe a su sucesor, y como ellos le deben el trabajo a Trump, es improbable que lleguen al poder. Lo razonable es que si Trump deja el poder sean el vicepresidente Pence o el representante Ryan quienes puedan reemplazarlo.

Lo cierto es que la mayoría de los estadounidenses esperamos que alguien nos salve, y pronto, de la miseria que es vivir bajo el presidente Trump.

Periodista
***En la foto: El vicepresidente de EU, Mike Pence, y el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, durante una sesión del Congreso en febrero pasado. (JONATHAN ERNST. REUTERS)

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