Antonio Rosas-Landa

Un Estados Unidos irreconocible

21/10/2016 |01:00
Redacción El Universal
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Chicago, Illinois.— El proceso de 2016 es mi quinta elección presidencial en Estados Unidos. Solía enorgullecerme de la civilidad con la que se conducían los procesos políticos, aun en una elección cerrada que terminó en un recuento de votos en 1999. La gente participaba pero el día posterior a las votaciones todo volvía a la normalidad y éramos nuevamente una sola nación. Hoy, no reconozco a ese país.

Una encuesta de la Universidad Monmouth señala que dos terceras partes de los estadounidenses consideran que esta elección ha permitido que aflore lo peor entre sus ciudadanos. Algunos encuestados reconocieron haber perdido amigos y peleado con familiares en discusiones sobre la elección presidencial.

La retórica de Donald Trump ha polarizado a este país como nunca en la historia moderna. Las ideas y las propuestas murieron para dar paso al fango de las acusaciones personales, las revelaciones y declaraciones escandalosas. La democracia más antigua y estable del mundo luce hoy con cimientos de barro.

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En el último debate, Trump necesitaba apelar a los independientes y a los indecisos. Su postura presidencial y la discusión de temas relevantes duró unos minutos. Luego, el caos, el fango. Hillary lo llamó títere de Rusia —por su cortejo a Vladimir Putin—, y el aspirante presidencial respondió como niño mimado, “tú eres la marioneta, tu eres la marioneta” —Trump tiene 70 años, por si se pregunta de dónde proviene la inmadurez.

Esa reacción infantil ilustra el mundo de Trump en un microcosmos. Este es el hombre que apoya 35% del electorado.

Quizá por ello el polémico comediante Bill Maher, conductor del programa Real Time de HBO, asegura que la mitad de los estadounidenses son simplemente estúpidos.

Es tal la ineptitud política del candidato republicano que su rival, Hillary Clinton, ha podido prometer que su administración será 100% liberal. La demócrata es señalada por no conducirse con base en principios, sino que dice a cada audiencia lo que quiere escuchar. Pero ante la incompetencia del rival, no tuvo problema en decir que nominará a jueces liberales a la Suprema Corte de Justicia, evento que determinará la interpretación constitucional en la próxima década.

También, el país tiene un déficit de 17 billones de dólares. Reformar los programas asistenciales que consumen al erario es una necesidad vital. Pero como Clinton boxea con un bulto se dio el lujo de garantizar la operación de estos programas con los impuestos que subirá a los ricos.

No prometió eficiencias, ahorros, evitar fraudes ni abusos, sólo echar más dinero a la leña de programas que pueden y deben ser administrados con más eficacia. Esto ocurrió mientras la discusión está centrada en temas como saber si Donald Trump ha manoseado y besado a mujeres sin su consentimiento. El nivel del debate es indigno de un proceso electoral, así fuera en el más humilde de los ranchos.

Ante su desplome en las encuestas, Trump se niega a prometer que respetará el resultado del 8 de noviembre. Posiblemente es su manera de chantajear al país para vender cara la derrota.

Dos reflexiones finales. 1.— Sea parte del esfuerzo “Diles que Voten” y comuníquese con familiares y amigos en Estados Unidos para pedirles que sufraguen. El mejor mensaje que los latinos podemos mandar es ejerciendo el voto. 2.— Los líderes republicanos deben estar preparados para conceder la derrota y facilitar la transición del poder. Es tiempo de regresar al payaso a su caja, ser serios y comenzar a sanar las heridas que Donald Trump y su retórica han causado a esta nación y al mundo.