Antonio Rosas-Landa

Farsa migratoria

Construir el muro es una idea hueca, cara e impráctica y Trump lo sabe. Deportar a los indocumentados es inhumano e inmoral... pero eso no lo ha detenido

02/09/2016 |00:58
Redacción El Universal
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Chicago, Illinois.— El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos presentó su plataforma sobre política migratoria. Bueno, más bien, leyó en 10 puntos las tonterías que ha venido repitiendo en su campaña. Donald Trump anuncia cero compasión con los 11 millones de inmigrantes indocumentados y prepara al país para ejecutar deportaciones masivas.

Luego de viajar a México y humillar al país y especialmente al presidente Enrique Peña Nieto, Trump dio uno de sus clásicos bandazos y transitó del “no discutí con Peña Nieto quién pagará por el muro” en México, a vanagloriarse horas después al pronunciar su discurso migratorio en Arizona asegurando que “México pagará por el muro”.

Hace años un grupo de colegas y yo entrevistamos al entonces senador federal Barack Obama. Lo cuestionamos sobre por qué votó a favor de extender la construcción del muro fronterizo. Le pregunté repetidamente si pensaba que el muro detendría la inmigración y los cruces de droga, Obama fue honesto y dijo que no. Sin embargo, se negó a reconocer que su voto en el Senado fuera un error.

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Esta anécdota viene al caso porque los políticos hablan y actúan con fines de corto plazo. Antes, Obama preparaba su candidatura a la presidencia y hoy Trump quiere ganar la elección. El hecho de que la retórica migratoria sea inadecuada, inhumana, inmoral o lo que usted mande, no previene que estos personajes actúen de la forma que lo hace con tal de alcanzar sus fines. Punto.

Construir el muro es una idea hueca, cara e impráctica y Trump lo sabe. Deportar a los indocumentados es inhumano e inmoral, como decenas de líderes republicanos lo han asentado en debates y plataformas políticas. Pero eso no ha detenido al candidato de continuar con su retórica encendida. ¿Por qué lo hace? Pues porque independientemente de que crea o no en la conveniencia de sus “políticas”, el objetivo es atizar a la base que lo ha llevado hasta donde está, es prender a la gente que coreaba en Arizona “construye el muro, construye el muro”.

La política es el arte de lograr que los demás hagan lo que uno desea, no es el arte de conducirse con la razón en base a la evidencia —esos son los científicos, y los políticos, definitivamente, NO son científicos—. El candidato republicano prometió cancelar las órdenes ejecutivas del presidente Obama que dan alivio migratorio al cerca de un millón de muchachos que fueron traídos a este país por sus padres y que, por tanto, conocen a Estados Unidos como su única patria —conocidos como soñadores (Dreamers)—. No le importa que el país haya invertido en la educación de estos jóvenes, que sean miembros activos que contribuyen a sus comunidades y que con la excepción de un documento de naturalización son en todos sentidos ciudadanos estadounidenses.

Hay que entender bien claro, Donald Trump no es un individuo mal informado, pues sabe exactamente lo que hace y por qué lo hace. El Presidente Peña sintió la necesidad de informar al candidato de cuán equivocado estaba sobre su percepción sobre México y los mexicanos.

Horas después en Arizona fue traicionado y humillado con sus posturas radicales sobre inmigración. Mensaje para los ingenuos y los torpes: a Trump no se le derrotará con razones ni evidencias, sino con la habilidad política de transmitir mensajes efectivos a la mayoría estadounidense sobre el peligro de su posible presidencia. No importa lo que Donald Trump diga sobre migración o sobre cualquier otro tema, lo relevante es cómo actuar para derrotarlo.

Periodista