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Aafloran los rumores de que Miguel Basañez será el nuevo embajador de México en Estados Unidos. Es, para muchos mexicanos, un nombre poco conocido, precisamente porque no viene del interior del círculo rojo del poder, pero, a nivel global, Basañez es uno de los mexicanos mejor conocidos y respetados, un académico que fue pionero en los estudios de la opinión pública, un empresario que fundó una compañía de encuestas a nivel internacional y un convencido de la democracia, quien jugó un papel clave en la transición democrática mexicana.
Su nombramiento quizá señale que los círculos de poder se están abriendo e incluyendo a nuevas voces, algo saludable en medio de los cuestionamientos que están pendiendo sobre la clase política en estos días. De confirmarse, sería una elección inspirada y audaz, una apuesta a presentar una cara fresca y de confianza en la relación bilateral.
Basañez tuvo una larga trayectoria en la política durante los años 70 y 80 y tuvo cercanía con líderes políticos del Estado de México, incluso fue procurador estatal y asesor clave de Alfredo del Mazo, un familiar del presidente Enrique Peña Nieto, a quien también conoce desde hace más de tres décadas. Pero Basañez también empezó a tener un compromiso con los estudios de la opinión pública, una ciencia nueva en México en esos tiempos que él había aprendido durante su doctorado en Inglaterra y un año en la Universidad de Michigan trabajando con Ronald Inglehart, el fundador de la Encuesta Mundial de Valores. Tuvo una carrera profesional exitosa en gobierno, pero también publicaba libros y exploraba la opinión pública desde el ámbito gubernamental.
Durante las elecciones de 1988, Basañez realizó lo que son probablemente las primeras dos encuestas independientes publicadas en medios mexicanas, primero una encuesta de intención de voto en la ciudad de México que mostraba una ventaja ahí para Cuauhtémoc Cárdenas, y luego una segunda encuesta a nivel nacional que indicaba que Carlos Salinas de Gortari tenía la ventaja a nivel nacional pero con Cárdenas pisando sus talones. Estas encuestas le ganaron fama porque eran los primeros esfuerzos para sondear a la opinión pública mexicana, no sólo la opinión de los líderes del partido, pero molestaron a muchos políticos al interior del PRI.
Después de las elecciones de ese año abandonó la política, refugiándose en el ITAM como profesor de opinión política, publicando encuestas y artículos, fundando, con otros colegas, la revista Voz y Voto y dedicándose a formar una nueva generación de encuestadores y expertos en opinión pública. Luego se mudó a EU, donde fundó una empresa de opinión pública y luego fue invitado a ser profesor en Fletcher, una de las mejores universidades de estudios de posgraduado en estudios internacionales a nivel global. Fue el primer mexicano que lideró la Asociación Mundial de Investigación en la Opinión Pública (WAPOR, por sus siglas en inglés), el gremio internacional de encuestadores y estudiosos de la opinión pública.
Nunca cortó sus lazos de amistad con sus antiguos compañeros del PRI, incluyendo con los amigos en el Estado de México, pero siguió otro camino, escogiendo el conocimiento por encima del poder y construyendo una de las anclas claves de la transición democrática mexicana, un compromiso con entender lo que piensan y opinan los ciudadanos.
Falta aún que se confirme el rumor de su nombramiento y, de ser así, que Basañez sea confirmado por el Senado mexicano, pero si esto pasa sería un muy digno representante de México en Estados Unidos, un hombre que conoce de cerca a este país pero también goza de confianza de los gobernantes en México, alguien quien representa una visión pluralista de México y quien trabajó para construir el México democrático que hoy existe, pero quien también tiene cercanía con los grupos actualmente en el poder. Es decir, tendría el peso para representar al actual mandatario, pero con la visión abierta e incluyente que se necesita para manejar una relación bilateral tan complicada y plural.
Vicepresidente ejecutivo del Centro Woodrow Wilson