La vida se compone de ciclos. Logros, retos, cambios, nuevas oportunidades. Ayer, en lo profesional, cerré un ciclo y hoy inicio otro. Después de 17 años, deje el Centro Woodrow Wilson, una organización no partidista dedicada a las políticas públicas internacionales. Hoy empiezo un periodo de tres meses como escritor independiente, terminando un libro sobre México y su influencia en Estados Unidos, y en agosto asumo nuevos retos como presidente del Instituto de Políticas Migratorias (MPI por sus siglas en ingles), una organización independiente y de alto impacto que se dedica a la investigación sobre migración regional y global.
Salgo del Centro Wilson con gratitud por todo lo que la institución me permitió aprender y hacer. Entre a los 32 años, después de siete años de vivir en la frontera entre México y Estados Unidos (y un breve periodo en el Congreso estadounidense). En el Centro aprendí el poder de las ideas en el sistema político estadounidense y en el debate público sobre el rumbo del país y sus relaciones globales.
Convencido que había que hacer algo para elevar el debate sobre la relación entre México y Estados Unidos, ahí se me permitió trabajar en establecer el Instituto México, que se volvió referente y detonador de otros esfuerzos para mejorar el entendimiento entre los dos países, y ayudó a generar un conocimiento más profundo y complejo sobre el país vecino. Gracias a un Consejo de personas muy distinguidas y muy diverso de ambos países, liderado por José Antonio Fernández Carbajal y Roger Wallace, logramos no solo hacer investigación y contribuir al flujo de información - ambos importantes - pero también empujar ideas nuevas para que los dos países saquen provecho de su vecindad.
Ahora en estos momentos en que muchos de estos logros se encuentran en peligro ante loso virajes inesperados del gobierno estadounidense actual, el Instituto México, bajo el liderazgo de mi excelente colega Duncan Wood, sigue siendo una ancla para recalcar la importancia de la relación bilateral, especialmente en Estados Unidos donde se requiere de este esfuerzo, y de seguir aportando ideas para líderes sensatos de distintas filiaciones que quieren asegurar que lo construido no se pierda, y más bien que se refuerze.
En el Centro Wilson también tuve el gusto de poder colaborar con colegas expertos en otras regiones del mundo y en temas que van desde innovación hasta medio ambiente pasando por el Medio Oriente, Europa, Rusia, África, primero como vicepresidente de programas y luego vicepresidente ejecutivo del Centro. Pudimos incidir en algunos de los temas más álgidos de los tiempos actuales con dialogo e investigación práctica. Y no está demás mencionar que durante mi paso por el Centro también pasaron otros ciclos personales muy importantes - matrimonio, hijos, amistades - al final, nuestros ciclos profesionales y personales son parte del mismo proceso.
Hoy inicio un periodo de tres meses como escritor, terminando un libro que empecé hace unos años sobre las formas en que México y los mexicanos inciden en la vida diaria de los estadounidenses, tratando de contar las historias que pocos de mis compatriotas aun conocen, que van desde el creciente peso de la inversión mexicana en la economía de Estados Unidos, lo integrado de los mercados y cadenas de producción y comunidades de innovación hasta la influencia cultural y de la creación artística en cine y arte, así como la creciente comunidad de estadounidenses que viven en Mexico, entre muchos otros. Gracias a una beca Andrew Carnegie - y la confianza (y presión) de mi editor en el editorial PublicAffairs - esperamos que el libro este listo para la primera mitad de 2018. Urge en estos momentos de tensión bilateral que el público estadounidense cuente con datos y narrativa clara sobre las formas en que nuestras dos países están ligados.
En agosto inicio un nuevo ciclo como presidente de MPI, el mejor y más importante centro de investigación sobre políticas públicas en temas migratorios tanto en Estados Unidos como alrededor del mundo. Fundado en 2002 por el reconocido experto en migración Demetri Papademetriou y con otros colegas distinguidos como Doris Meissner, Michael Fix, Kathleen Newland y Margie McHugh como parte del equipo, se ha vuelto un referente para el debate migratorio en Estados Unidos y en otros países (incluyendo México, Centroamérica y la Unión Europea) por sus investigaciones y dialogo balanceados que buscan encontrar formas óptimas para manejar los flujos migratorios que enriquecen nuestros países pero también pueden ser controvertidos cuando las leyes no empatan con la realidad ni las necesidades reales.
He tenido el gusto de colaborar con MPI en muchos esfuerzos durante los últimos años y me siento muy honrado de integrarme a una institución con tanta su calidad, seriedad y reconocimiento en uno de los temas de mayor trascendencia para mi país y su relación con México y el mundo. La migración y como respondemos ante ella determinara nuestra competitividad, credibilidad y carácter como nación. Vi hace poco un letrero en una iglesia estadounidense que decía "En vez de un muro, necesitamos construir un espejo grande para reflexionar sobre lo que nos hemos convertido". Como respondemos ante la migración dice mucho sobre quienes somos.
Así que los ciclos siguen, cerrando algunos con agradecimiento y iniciando otros con expectativa y entusiasmo, esperando poder seguir aportando a la relación entre nuestros países, en un debate que debe construir opciones en vez de muros.
Fue el fundador del Instituto México del Centro Wilson y vicepresidente ejecutivo del Centro.
En agosto inicia como presidente del Instituto para Políticas Migratorias (MPI).